24 abr 2024

Dos Miradas.

Seguramente haya muchas más, pero cuando han pasado poco más de 24 horas de habernos despedido, son dos de sus miradas las que permanecen grabadas en mi mente.

En dos contextos muy diferentes:

El primero, muy privado. Totalmente en la intimidad. Sentados uno frente al otro, y, prácticamente sin pronunciar nada.

No hacía falta.

Podía perderme en sus ojos.

Verle disfrutar, un tanto alucinado por lo que estaba ocurriendo.

Sencillo, sutil, pero a la vez tan profundo.

Sentirle mío es una realidad casi constante. Conectar de una forma tan bestial, algo mágico.

Sonrisas que se transmiten a través de una mirada.

No me preguntéis que le pasaba al resto del mundo, porque no me habría enterado.

 


 

El segundo, una cervecería en el centro de Madrid.

Compartiendo un momento con el que no contábamos. La resaca de lo vivido aún muy presente.

Aquellas paredes no entenderían como esa conversación podría ser una realidad.

… “Quiero darte más” …

Y de nuevo, esa mirada que me atraviesa, una muy diferente a la anterior, pero igualmente verdadera.

Ya no es que le sienta mío, es que le siento dentro de mí.

De alguna manera lo que me está diciendo entra en mi cuerpo por los oídos, con sus palabras, pero llega a mis venas por su mirada. 

Claro que también hubo más que miradas. Cosas más activas, otras más sociales de las que disfruté mucho. Conversaciones eternas…

Descubrirle nuevos sabores… Hay tortillas que no podrían estar más buenas.

Y me quedo con tantas otras cosas que no quiero compartir… 

Pero, es que esas dos miradas… 

Podría quedarme a vivir en cualquiera de ellas.

21 abr 2024

Pasado ¿Pisado?

 

Acabo de colgar una llamada bastante larga con toofast. Los que lleváis tiempo por aquí, ya sabéis quién es.

Hacía un par de semanas que no hablábamos directamente y parece que tenía mucho que contarme… Y yo a él,

Sus últimas andanzas, mi viaje a Madrid de la semana pasada.

Siempre tenemos algo que compartir, y es un placer hacerlo.

A pesar del tiempo que llevamos separados, esa cuerdecita que nos unió sigue presente de alguna manera.

Nos entendemos bien. Me conoce y me intuye.

 

“¡Has disfrutado, eh!”

Como respuesta a

“La semana pasada estuve con siervo”.

 

Realmente siento que esto es una suerte, y hablándolo hace un rato con él, parece que extraña que dos personas que han tenido una relación D/s se lleven bien cuando dejan de estar juntos.

Supongo que el motivo por el que se produzca la separación, tiene que ver con el desenlace, pero al menos en mi caso, creo que el porcentaje de éxito es elevado.

A lo que iba, es una suerte poder hablar de todo y más con alguien con quien has compartido tanto y con el que te sigue uniendo algo muy especial.

Me siento muy afortunada, porque en el fondo, hay ciertas cosas que no comentas con cualquiera y poder hacerlo abiertamente, sabiendo que al otro lado habrá una respuesta que lo único que busca es que la otra persona se sienta bien, es una de las mejores sensaciones que hay.

¿Podemos llamarlo libertad? Creo que sí.

Con él hablo mucho de D/s. De lo que pienso, o de lo que me hacen sentir, de lo bien que me lo paso o de lo que me puede apetecer.

A veces disfruto provocándole y otras me encanta lo que me insinúa.

En ocasiones, simplemente hablamos de cosas del día a día, o despotricamos para sacar la mala leche acumulada.

Todo es posible.

Son muchos los años que hace que nos conocemos, y algunos menos desde que decidimos poner fin a nuestra D/s, pero seguimos muy unidos.


 

Y casualmente, en esta semana de “reencuentros con ex”, también he compartido un ratito con el que fue uno de mis primeros sumisos.

Ahora que nadie me lee, y si alguien lo hace, no creo que se ofenda… Podríamos decir que es a quien realmente considero el primero.

Con él sentí cosas que nunca había sentido. Quizás ese vínculo D/s del que tanto hablamos. De todas eso que van más allá de lo puramente físico.

Es cierto que, a él, le veo con más frecuencia, nos unen más cosas que haber compartido una relación BDSM.

Y en todas las ocasiones que nos encontramos, siempre hay algo que hace encenderse esa “llamita”. Nos es muy fácil acceder a ese juego íntimo que solo nosotros conocemos, aunque los motivos del encuentro no tengan nada que ver con eso.

En esta ocasión, y también después de comentarle que había estado unos días con mi sumiso, me sorprendió al hacerme saber que se acordaba de cuanto hacía que nos conocíamos e incluso como había sido uno de nuestros primeros encuentros.

Es cierto que mi memoria no es lo que era, y que he perdido mucha “información importante”, pero a poco que dan con la tecla, recupero gran parte de ella.

Y en nada, me veía con él, sentada en aquella cervecería ovetense, y pensando en las ganas que me inspiraba aquel tipo con corbata.

18 años después, me sigue resultando muy sencillo encender esa "llamita", aunque sea de forma breve y disfrutar viendo como cambia su comportamiento.

Por un momento retrocedemos en el tiempo y algo de lo que hubo, vuelve a estar presente.

En fin, que no siempre lo pasado es malo. A veces es una suerte que siga estando cerca.

Al final, en este tipo de relaciones se comparte muchas cosas y si son de verdad, creo que permanecerán siempre.

17 abr 2024

8 Días.

8 Días antes.

Mi pequeño diario de bitácora necesita guardar un registro.

Termina una jornada peculiar. Un martes un poco resacoso. Quería adelantar contenido y escribir sobre cualquier cosa que no requiriese mucho esfuerzo para mi neurona.

Pero miro el reloj y no puedo evitar pensar que probablemente a estas horas estemos juntos.

Podría diseñar uno de esos planes milimétricamente medidos, pero algo me dice que volverá a irse a la mierda.

Claro que en mi cabeza hay mil ideas, también ganas, muchas de hecho. Sin embargo, ahora no dejan de mezclarse con otros pensamientos, menos comunes, más nuestros.

Y es una sensación muy extraña. De hecho, intento sacármela de la cabeza, aunque ya ves que no funciona, porque aquí estoy, escribiéndote.

A muchos de los que lean esta entrada, les resultará de lo más extraña, solo nosotros sabemos lo que hay detrás.

Pero tenía que estar aquí, para ser programada justo una semana después de haber estado juntos.

Dándome un poquito de esa paz que sé que sentiré en ese momento. Porque todo será mejor, como siempre que nos vemos.

Esa que siento cuando sé que sonreirás al leerme. Con estas cosas que nos hacen sentir extrañamente cerca.

Esas que nos han traído hasta aquí…

 


 

8 Días después.


Ahora son los recuerdos los que nos alimentan.

El tiempo pasó demasiado rápido. Siempre lo hace cuando estamos juntos.

Se nos cuela entre los dedos, esos que nos cuesta separar.

Hace ocho días, miraba el reloj deseando llegar. Solo quería estar contigo. Con los nervios, las ganas…

A estas horas, no imaginaba que, de nuevo, todo podría ser más perfecto. Siempre lo es.

Ocho días después, vuelvo a necesitar tenerte cerca.

14 abr 2024

Permanecer.

 En la suela de mis zapatos hay restos de tortilla…

… En mi mente, una sensación indescriptible de orgullo.

Madrid, 10 de abril…

 

Cuantas frases podríamos escribir en nuestro particular diario. Y que poco llegarían a reflejar cada una de ellas.

 

“Quiero darte más”

Su mirada atravesaba la mía. Yo trataba que ese orgasmo mental que estaba teniendo al escucharle no se reflejara, y que nadie pudiera entender que lo que aquella conversación sobre mi caña favorita de bambú estaba significando.

Madrid, 11 de abril…

 

Él sí que lo hacía, lo sabía. Puede leerme solo con mirarme.

De nuevo 48 horas a su lado que han vuelto a dejar un batiburrillo de sensaciones que aún hay que colocar y asimilar.

Y que compartir, algunas al menos, porque lo bueno hay que compartirlo y nosotros de eso, tenemos muchísimo.

Tenía otro post programado para hoy. Pero es que esta resaca es muy placentera y no quiero que tenga que esperar a ser contada semanas después.

10 abr 2024

Contigo.

Ha vuelto a pasar. Una nueva fecha se marca en nuestro particular calendario.

Y confieso que esta me hacía mucha falta.

14 días me separan ahora mismo de poder abrazarte y ya pienso en que no voy a ser capaz de soltarte.

Estas últimas semanas han sido muy jodidas, y en los pocos ratos en los que he podido abstraerme, casi siempre has estado presente. Pero me hace falta más…

No sé si una palmera, o ese peculiar trozo de tortilla… O el resto de las cosas que se han pasado por nuestras cabezas…

Pero me hace falta más.

Ese “más” que solo consigo cuando tú estás cerca y consigues que se pare mi mundo.

No sé si en esta ocasión cuando leas esto estaremos juntos o será uno de esos instantes de obligada separación, pero dará igual.

Si estás a mi lado, disfrutaré mientras te veo leer, y seguiré haciéndolo con cualquiera de las cosas que pasarán a continuación…

Si no lo estás, cuando volvamos a juntarnos, será igualmente perfecto.

14 días para vernos, y no quiero que esta sensación tan intensa, desaparezca de mi cabeza.

Y estoy segura de que el 10 de abril, cuando a las 18:00 se publique este post, no lo habrá hecho. Habrá mejorado muchísimo, porque estaré donde realmente quiero estar:

Contigo.