14 jul 2024

Paseando por Raíces.

Esta mañana en mi tortura particular, mientras “Thunderstruck” conseguía mantenerme despierta, he visto a lo lejos un tipo trajeado.

“No puede ser” es lo primero que he pensado.

A estas tempranas horas mi neurona rinde lo necesario y, salvo para cumplir con las obligaciones de Dueña, intento no desconcentrarme de otras y pienso lo justo en mi sumiso.

Así que eso fue un aviso en toda regla:

“Da igual lo que hagas, algo te lo va a recordar”

Ambos seguimos caminando y el cruce va a ser inevitable. Agradecí haberme molestado un poco y estar lo suficientemente maquillada como para que mi cara de sueño no se note demasiado…

Y vuelvo a pensar en mi sumiso.

En nada, abriré una puerta. Una que ya conocemos. Y ahí estará, mi trajeado particular.

Podré tener, y tengo, ganas de muchas cosas…

… Pero esa primera mirada que nos cruzamos, esa en la que ambos sonreímos con los ojos sin decir nada. Breve, muy efímera, un instante antes de romper el silencio con un saludo más formal.

Hay una lista de esas cosas, quizás menos importantes aparentemente, pero de la que no sacaría nada.

Cuando me cruzo con el trajeado desconocido, creo que la sonrisa de imbécil que ha provocado pensar en mi sumiso, le hace creer lo que no es, y me da unos amables buenos días a los que respondo cordialmente, que hay que ser educada.

Pienso en cuantas cosas pasamos por alto, o que quizás compartimos menos porque no suenan tan “morbosas” o bedesemeras.

Ese miedo a exponer una parte más emocional que física. Parece que en la D/s, la única entrega es la que se consigue a base de azotes o humillaciones.

¿Pero cuánto no hay de vínculo en estas pequeñas cosas? Una mirada, un abrazo, una simple caricia en un momento necesario que transmita tranquilidad.

No sé por qué, pero me doy la vuelta. Y ahí está, el tipo del traje ha hecho lo mismo y los dos nos reímos…

Ayer alguien me decía que soy una “Dómina rara”, pero yo me niego a pensar que lo raro sea compartir tantas y tan diferentes cosas con quien está a tu lado, y no darles la importancia que se merecen.

No es fácil construir una relación, y menos que haya una sensación de confianza absoluta como para pasar por alto, y no apreciar todos esos pequeños gestos que forman parte necesaria de esa unión.

Sí, me muero de ganas de azotarle y ver como se retuerce, pero también de abrir esa puerta y que no haya nada más que su sonrisa. Son cosas perfectamente compatibles.

Por cierto, me vine de mi caminata con un teléfono y una propuesta de desayuno. Para que digan que hacer deporte es aburrido.

0 comentarios:

Publicar un comentario