10 jul 2024

Toofast. Primera parte.

 ¿Me reconocería? Qué tontería Isthar, tienes la foto de perfil del WhatsApp.

Me había venido un poco arriba con aquel vestido, y mientras le esperaba entre los cabezones de Atocha, pensaba que, si tardaba mucho, me plantaba la cazadora en menos de lo que canta un gallo.

Pero no, por fin sale.

10 años después ahí está. Toofast.

Me parece que nota en mi abrazo cuantas ganas tenía de verle. No me creo que estemos ahí.

Una llamada interrumpe nuestro encuentro. Veo sus caras de circunstancia y como trata de resolver el asunto lo antes posible.

Es tan él…

Compartimos mesa y desayuno. Me siento un tanto observada, aunque a estas alturas debería acostumbrarme.

¿En serio hace 10 años que no nos veíamos? Pinchadme, porque sigo sin creérmelo.

Y como de costumbre, no está dispuesto a obedecer (Creo que me guarda algún rencor).

Un breve paseo y un taxi nos llevan a un lugar más discreto y tranquilo.

O debería haberlo sido, porque el reloj de su muñeca avisaba con frecuencia de que le subían las pulsaciones.

Con que poco puedo llegar a divertirme tanto.

Da igual cuanto hayamos hablado por teléfono en este tiempo, aún había cosas que contarnos, pero mirándonos suenan mucho mejor.

Cuanto echo de menos a este tipo y como agradezco que siga ahí, de la forma en la que siempre ha sabido hacerlo.

El reloj se va acercando a una hora marcada. ¿Puede que esté un poco nervioso?

No va a reconocerlo. Pero sé que tiene curiosidad.

Es la primera vez que va a conocer a alguien que está a mi lado de una manera parecida a la que él lo estuvo. Sabe como de importante es para mí…

Y creo que hasta sabe lo que no le cuento. Es lo que tiene conocerse tanto.

Nuestro encuentro a tres es demasiado breve. Me hubiera gustado mucho verlos interactuar más tiempo.

Sé que habría acabado escaldada, pero hay sufrimientos que estoy dispuesta a soportar.

Nos vamos a comer (hay obligaciones que algunos no me dejan saltarme) e incluso en aquel peculiar restaurante, podemos tener algo de lo que seguimos compartiendo.

Qué fácil es todo cuando no hay nada de lo que preocuparse.

Disfruto del menú, tanto que como más de lo que debo.

Aprovechamos el tiempo que nos queda juntos y la despedida llega demasiado rápido.

Todo lo bueno es breve, o eso dicen.

 


 

0 comentarios:

Publicar un comentario