24 mar 2021

Vigas Compartidas (3ª Parte y final)

Aquí puedes leer la Primera y la Segunda parte de este relato.


 

Las luces de la chimenea hacían que las primeras marcas que Lola había dejado resaltaran sobre su piel.

Un lienzo perfecto para dibujar todos mis deseos.

Deseos compartidos con esas dos personas que tanto me aportaban y que por fin había podido juntar.

Después de haber entrado en calor, le pedí al sumiso que permanecía de rodillas que se acercara a nosotros. Tomé su mano y pasé las yemas de sus dedos por el trasero ya caliente que acababa de usar.

Una tímida sonrisa apareció en su boca sin saber muy bien que decir.

Vas a sentir un poco de lo que es capaz de darme.

Cogí sus muñecas y las até al mismo mosquetón del que colgaba mi otro sumiso. Dejándoles cara a cara. Cuerpo contra cuerpo.

Me alejé a la mesa donde tenía todos mis juguetes, sabiendo perfectamente cuál iba a elegir, pero alargando una espera muy necesaria para que ambos fueran conscientes de cómo se encontraban.

Acaricié uno de los bambús. Conozco perfectamente los surcos que deja, y cómo es el calor que proporciona.

Concentrado, intenso.

Lo cogí y regresé junto a ellos. Veía en la mirada de ese que ya lo distinguía tan bien como yo, la seguridad de que trataría de darme lo mejor de sí mismo, incluso en aquella extraña situación que se producía por primera vez.

Deslicé el bambú por sus nalgas y se sujetó con fuerza a las cuerdas que lo mantenían unido a aquella antigua viga de madera. Preparándose, concentrándose para lo que pudiera venir.

Y así fue como recibió aquel primer varazo. Directo y fuerte. Le hizo ponerse de puntillas y juntarse un poco más a aquel que dio un respingo al pillarle desprevenido y cuya mirada no se separaba de la mía que le analizaba curiosa.


 

Continué haciendo sonar el bambú sobre un trasero que siempre me hace disfrutar. Consiguiendo en poco tiempo la misma intensidad que se crea cuando estamos a solas. Pero aquel momento, aunque parecido era muy diferente.

En cada azote ellos se unían un poco más. Sus cuerpos se pegaban milimétricamente. Cada surco se transmitía de uno a otro a través de los gemidos de quien los iba recibiendo, compartiendo un poco de aquello que sentía.

Bailaron una danza exclusiva, provocando roces inesperados para sorpresa y disfrute de ambos participantes.

Una coreografía que cada vez se iba acelerando mucho más. Se calentaba y se intensificaba al ritmo apresurado que marcaba mi bambú.

Y como siempre me suele pasar, no me cansaba. Había perdido la cuenta de cuantas veces habría marcado ese culo con mi vara. Notaba el calor que desprendían los poros de mi piel.

Estaba muy encendida, disfrutando muchísimo de aquel instante. Cada mirada que cruzaba con ellos me transportaba a una realidad que solo existía para nosotros.

Me coloqué detrás del sumiso que acababa de usar. A través de mi ropa sentía el calor de sus nalgas. En mi pecho podía notar su respiración acelerada, que trataba de recuperarse poco a poco.

Deslicé mis dedos entre su pelo, lo justo para mover su cabeza y poder darle aliento con un beso caliente y lascivo. Uno de esos en los que además de satisfacción se comparte el agradecimiento por lo vivido.

Uno que no me impedía seguir mirando los ojos de mi otro sumiso que disfrutaba de aquel momento.

Pero una que es generosa, no iba a dejarle sin ese calor tan especial, así que cambie de posición y me puse detrás de él, sobando sus nalgas.

¿Vas a querer que te azote a ti también?

Si, Mi Dueña. Por favor.

Clavé mis uñas en sus caderas, llevando su trasero hacia mi pelvis con un movimiento seco. Le agarré del hombro haciendo que se moviera al ritmo que a mí me interesaba, notando como se excitaba tanto con aquella situación que en poco tiempo el suelo se humedecía con gotitas.

No… Creo que para ti va a haber un juego diferente.

 

*** FIN ***

 

1 comentarios:

Amowhor dijo...

"Bailaron una danza exclusiva" estoy por robarte la frase...

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