28 mar 2021

Reconectar.

 Sí, es domingo y vuelve a haber post.

Y aunque está claro que no hacen falta explicaciones, sí que de alguna manera voy a darlas. Pero no tanto para los que podéis leerme por aquí, sino más bien para mi misma.

Una manera de poner las cosas en un lienzo en blanco y tratar de darle un poco de luz.

Marzo y abril son meses complicados para mí, al menos desde hace unos años. Fechas en las que por circunstancias que no podemos controlar parece que se juntan demasiadas cosas negativas y que año tras año pesan un poco más.

Y quizás sea por la situación por la que pasamos y que nos tiene a todos desestabilizados, pero este año no lo he podido llevar de la mejor manera y se ha notado.

El que no hubiera post el domingo pasado se debe a esa apatía que arrastro. A menudo suelo preparar el contenido de mi blog con antelación, pero últimamente sentarme a escribir me suponía un sacrificio e iba dejándolo casi para el último momento.

El domingo llegó ese instante en el que no tenía nada guardado ni ganas de escribir cualquier cosa para rellenar.

Realmente esto no supone un problema grave. Tengo claro que escribo porque me agrada y no por obligación, pero aun así no me gusta fallar con las cosas con las que me comprometo de alguna manera.

Y mi realidad bedesemera no se limita a escribir dos post por semana en un blog. Esa es la parte menor de mi día a día.

Esta extraña sensación también ha afectado a la parte más importante, o al menos así lo he sentido.

A todos nos gusta estar bien, eso está claro. Y a mí entre otras cosas me satisface estarlo para poder compartir buenos momentos con quien mantengo una relación.

Sentir que no estoy dando lo mejor de mi misma, es algo que llega a agotarme y que no ayuda en una situación ya de por sí complicada.

"La pescadilla que se muerde la cola".

En muchas ocasiones no me apetecía estar. No tenía ganas de hablar de lo que en algún momento me parecían banalidades. Incluso me sentía obligada a hacerlo y mostrar la mejor cara de mi misma, aunque no la hubiese.

Me faltaba naturalidad y ganas.

Soy consciente de que quien está a mi lado me conoce perfectamente, y creo que a estas alturas con un "buenas noches" ya saben lo que hay detrás. Forma parte de la suerte y de lo bonito de nuestra relación.

Y no hay reproches en absoluto, todo lo contrario. Siempre encuentro apoyo y ánimo, pero si hay algo es entendimiento.

En esas obligaciones que me impongo como Domina, la de estar siempre para lo que puedan necesitar está por encima de cualquier otra. Y sin embargo, me parece muy egoísta esperar lo mismo.

Ya, me leo y me suena igual de raro que a vosotros que me leéis. 


 

Tengo claro que un Dominante no tiene que ser perfecto, invencible y al que nada le afecte. Y creo que post como este, en el que se muestra una realidad (aunque muy particular) son muy necesarios para dejar de contribuir en una imagen falsa que suele darse en redes sociales.

En mi búsqueda constante tratando de aprender y mejorar me encuentro a menudo pasando por caminos que ya he recorrido y en los que aún siento que no sé bien como actuar para hacerlo lo mejor posible, pero está claro que por mucho que no quiera, seguiré cometiendo errores y encontrándome en situaciones que me superen.

Hacerlo con la "comodidad" de saber que quien camina conmigo, lo entiende y respeta lo hace más fácil (Y a mi muy afortunada).

Volverá la normalidad. Las ganas de tener charlas interminables. De vicio y deseos compartidos. De seguir disfrutando de algo único y especial.

También las de continuar escribiendo por aquí y saborear las charlas que puedo tener gracias a estas líneas que se quedan, en muchas ocasiones, perdidas entre las sombras de tantas luces.

 

****

Ahora que me dispongo a programar el post para cumplir con esa “cita” que tenemos cada domingo, releo el post.

Por un momento en dudado en publicarlo. No porque me avergüence de lo que he escrito, pero si en si realmente estaba aportando algo.

Pero si creo que es necesario hacerlo. Hablar de las luces es fácil. Lo bueno siempre nos llena y nos apetece compartirlo, pero no hay luces sin sombras y visualizarlo es importante.

Por ciertos motivos que probablemente vaya desarrollando en futuros post, últimamente recuerdo mucho mis inicios, y en ellos, aun con la suerte de haber dado con gente que me abrieron los ojos, también hubo una parte que casi sentenciaban con normalidades que en aquel momento me sentía incapaz de alcanzar y que de cierta manera me (vamos a poner aquí muchas comillas) hacían sentir culpable de no lograr cosas que en teoría tenían que ser así.

Una “imposición” mas social, que real. De tener que ser lo que se espera que seas, y no de ser como tu quieres ser o de lo que en ese momento puede ser.

Porque negar que todo necesita una evolución es de ser muy necio, y también esperar que todo el mundo lo haga al mismo ritmo.

Sin embargo, aquí estoy yo, con unos cuantos años viviendo esto a mis espaldas y en muchos, sigo dudando si realmente estaré haciendo todo como yo misma espero y debo hacerlo.

Y aceptando que no existe la perfección absoluta, aunque muchos momentos sean simplemente perfectos, si no una evolución de la que disfrutar, con todo lo que supone.

1 comentarios:

Desconcertante dijo...

Bienvenida de nuevo ;)

Publicar un comentario