9 jun 2024

Las ganas y las rampas.

Ayer escribía un post un tanto negativo.

Llevaba un par de días no demasiado buenos, al menos bedesemeramente hablando. De esos en los que parece que la balanza se desequilibra y que lo malo pesa más que lo positivo.

En los que las dudas te invaden y tratas de que la lógica se imponga por encima de todo.

Pero, a veces, la casualidad nos estampa la realidad en la cara.

Le contaba a siervo, en mi respuesta a su correo de hoy, que, en mi caminata mañanera, me había cruzado con una señora mayor, que iba vestida con un atuendo deportivo perfecto, y los labios pintados de rojo.

Un cruce breve, a primera hora de la mañana. Una sonrisa compartida y un comentario por su parte:

“¿Hay que sacar ganas, eh?”

“Y tanto…” le respondí yo.

Después, durante el resto de mi camino, me quedé pensando en esta aparente tontería, pero que, quizás por el momento, tenía más peso del que parecía.

Como comentaba, los dos días anteriores no habían sido buenos. Incluso hubo momentos de replantearme la locura en la que a veces siento que vivo. Si lo positivo de mi relación con siervo, supera a lo negativo.

Probablemente, si la balanza no fuese la mía, el lado de lo menos bueno estaría al límite de lo que pudiera soportar.

Siempre digo que hay mucho de nuestra relación, que no cuento por aquí. Y ahora que escribo esto y sonrío al hacerlo (e imagino su sonrisa cómplice) soy más consciente de cuanto me callo.

Pero qué queréis que os diga. Hay conexiones que, por extraño que parezca, merecen hasta las cosas menos buenas.

No tengo que “sacar ganas” para estar con él. La idea de no estarlo es lo que realmente me acojona.

Es cierto que a veces no es fácil. Que parece que todo se nos pone en contra y que el desánimo puede llegar a influir un poco negativamente, pero mentiría si dijese que incluso en estas situaciones, ambos no hacemos todo lo posible por recuperar esa cercanía.

Y es que cerca es como mejor estamos.

 

 

Hoy hemos podido conversar un ratito, y aunque claro que las malas sensaciones de estos días estaban presentes, han durado poco.

Ese ánimo de querer reconectar y dejarlas atrás se ha impuesto y no hemos tardado nada en compartir risas y en recordar que lo bueno que tenemos, lo que nos une, es demasiado valioso como para perderlo por alguna “rampa” que nos crucemos en nuestro camino.

Otras hemos superado ya.

En ese post negativo, comentaba que una D/s no es una relación fácil. Saliéndonos de los estereotipos de “una manda, uno obedece” hay muchas cosas en las que hay que remar juntos, y en la misma dirección.

A veces cuesta. Hay “agujetas”, incluso cansancio, y apetece no hacerlo… pero luego piensas en cuantos beneficios hay en lo que compartes que la idea de dejarlo atrás es simplemente imposible.

Para las agujetas dicen que hay dos remedios, agua con azúcar o hacer más ejercicio. Yo evito el azúcar, todo lo que sea posible… así que tendré que hacer más ejercicio.

Y una ración doble de lo que tenemos, suena muy apetecible.

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