2 jun 2024

De compras.

Estos días he estado mirando cosas para ampliar un poco el ajuar bedesemero.

Hacía tiempo que no me veía llenando una cyber cesta de compra, ni curioseando por páginas de juguetes perversos.

La verdad es que en mi maleta hay bastante variedad ya, y que al final, la cabra tira al monte y le doy uso a lo que más me gusta.

El día que lola se estropee, voy a estar muy jodida.

Un juego nuevo de plugs (Sonríe sumiso, que yo también lo estoy deseando), algún instrumento de esos que funcionan a control remoto sobre los que quiero seguir investigando y comparando…

Hay bastantes cosas en este momento. Luego veremos que se viene y que se queda para otras ocasiones.

Lo divertido fue cuando en una de esas recomendaciones de la página me encuentro con esto:


 

No hace tanto ni me hubiera fijado. Habría ido rápido a otra cosa. Pero, no solo me quedé mirándolo, sino que además empecé la búsqueda de otros modelos.

Acordándome de mi sumiso, y no para bien (Deja de sonreír, o al menos inténtalo).

Nunca había tenido interés en feminizar de ninguna manera a un hombre. Me parecía aburrido y muy estereotipado.

Hasta que, por lo que empezó con una broma con una amiga, me vi eligiendo ropa interior femenina para mi sumiso.

En aquel momento pensé que se quedaría en eso, algo momentáneo y divertido.

Pero vaya, puedo recordar bien cuando en una céntrica cafetería madrileña, le di discretamente aquel regalito, y su cara al volver del baño con uno de los tangas puestos.

¿Os he hablado alguna vez de lo que me ponen ciertas caras de mi sumiso?

Debería hacerlo. Me lo apunto.

Seguía convencida de que aquello sería un juego concreto. En ese encuentro fueron partícipes de grandes instantes y alguna sorpresa extra.

Pero regresaron, y para mi asombro, me gustó que lo hicieran y como se produjo.

En mi último encuentro, en mi maleta, había una nueva adquisición y otra vez, la oportunidad de disfrutar de su cara al llevarla.

Creo que sigue sin gustarme feminizar, aunque me encanta lo que siervo me transmite cuando usa algo así.

Se suele relacionar feminización con humillación, pero diría que lo que él me ofrece es totalmente lo contrario.

Y qué mierda esto de no querer revelar todo lo que compartimos, porque en mi mente hay un recuerdo muy concreto de lo que sentí en un instante de lo menos bedesemero, pero en el que él, llevaba puestas una de esas bragas.

Tengo un sumiso tremendo. (Ahora soy yo la que trata de dejar de sonreír).

Creo que sus gustos son más “amplios” que los míos y probablemente le encantaría que otro tipo de modelos menos correctos fueran sustituyendo a los que ya tenemos, pero… por ahora es lo que hay.

Verme cotilleando cierto tipo de prendas, ya es un paso con el que no contaba.

Imaginármelas puestas en mi sumiso, un deseo que no creo que tarde en cumplirse.

0 comentarios:

Publicar un comentario