24 abr 2024

Dos Miradas.

Seguramente haya muchas más, pero cuando han pasado poco más de 24 horas de habernos despedido, son dos de sus miradas las que permanecen grabadas en mi mente.

En dos contextos muy diferentes:

El primero, muy privado. Totalmente en la intimidad. Sentados uno frente al otro, y, prácticamente sin pronunciar nada.

No hacía falta.

Podía perderme en sus ojos.

Verle disfrutar, un tanto alucinado por lo que estaba ocurriendo.

Sencillo, sutil, pero a la vez tan profundo.

Sentirle mío es una realidad casi constante. Conectar de una forma tan bestial, algo mágico.

Sonrisas que se transmiten a través de una mirada.

No me preguntéis que le pasaba al resto del mundo, porque no me habría enterado.

 


 

El segundo, una cervecería en el centro de Madrid.

Compartiendo un momento con el que no contábamos. La resaca de lo vivido aún muy presente.

Aquellas paredes no entenderían como esa conversación podría ser una realidad.

… “Quiero darte más” …

Y de nuevo, esa mirada que me atraviesa, una muy diferente a la anterior, pero igualmente verdadera.

Ya no es que le sienta mío, es que le siento dentro de mí.

De alguna manera lo que me está diciendo entra en mi cuerpo por los oídos, con sus palabras, pero llega a mis venas por su mirada. 

Claro que también hubo más que miradas. Cosas más activas, otras más sociales de las que disfruté mucho. Conversaciones eternas…

Descubrirle nuevos sabores… Hay tortillas que no podrían estar más buenas.

Y me quedo con tantas otras cosas que no quiero compartir… 

Pero, es que esas dos miradas… 

Podría quedarme a vivir en cualquiera de ellas.

0 comentarios:

Publicar un comentario