28 abr 2024

Siempre juntos.

Vuelvo a estar en una etapa bastante social.

Es rara la semana que no comparto “café y charla” con personas del mundillo, en las que disfruto mucho.

En mi último viaje a Madrid tuve la oportunidad de desvirtualizar a alguien (y me habría encantado hacerlo con más gente, pero el tiempo es el que es). Se nos pasó volando, hablando. Algunas cosas tenían que ver con BDSM y otras, no tanto. Entre risas las horas corrieron y fue una sensación muy satisfactoria.

Y lo fue un poquito más cuando se unió mi sumiso.

Soy muy respetuosa con quien comparto espacio, y con lo que desea. Ambos estuvieron de acuerdo y aunque por alguna extraña razón he acabado debiendo una palmera… fue un lujazo tenerlos a los dos charlando tranquilamente.

Es lo normal, pensaréis…

Pues no. No lo es.

 


 

Cuando viajo a Madrid para ver a siervo, la mayoría de mi tiempo se lo dedico a él, pero si por alguna cuestión no podemos estar juntos, aprovecho para ver a viejos amigos, o desvirtualizar a quien me apetece.

En más de una ocasión, la posibilidad de que mi sumiso se uniese en algún momento se puso sobre la mesa, y en más de una, con una negativa.

Como decía antes, soy respetuosa y no voy a forzar a nadie, pero la verdad es que es algo que me cuesta entender (Por mucho que mi sumiso lo intente).

Soy clara. No quedo con intenciones de nada (por si hacía falta matizarlo) que no sea conocer, charlar y pasarlo bien con eso. Y, aunque creo que se entiende, es inevitable tener ciertas expectativas o ilusiones.

Y ahí es donde siervo sobra. Es algo que también hablo con él. Me cuesta entender esa especie de “competición eterna” que se da entre los hombres (No suele pasar con las mujeres con las que me relaciono) y en el fondo me incomoda, porque me deja en una posición un tanto cosificada.

Es mi sumiso, forma parte de mi vida BDSM, de la más importante de hecho, así que cuando alguien se excusa para que pueda estar presente (Tampoco estoy diciendo que venga de carabina, y que yo solo acuda si está él), a mí ya me genera una sensación menos placentera.

Y hablamos de tomar algo, si lo hiciéramos de que hubiera la posibilidad de plantearse otras cosas más, cerraría la puerta totalmente a alguien que no aceptase a mi sumiso.

Os prometo que no muerde. Le tengo perfectamente educado. O. mejor dicho, le pago muy bien para que parezca que es un sumiso decente (Si es que queda quien dude de que sea real).

Y… ahora que no nos lee, es un tipo con una conversación mucho más interesante que la mía…

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