13 mar 2024

Siervo, luego existo.

Hace unos días, Mi Dueña colgaba en Twitter una curiosa captura de pantalla. Se trataba de unos mensajes que había intercambiado ella con alguien, de quien ni tengo ni preciso más datos, que en un momento dado le dijo lo siguiente: "Mucho hablar de tu sumiso, pero no se le ve por ningún lado. O te lo inventas o le da mucha vergüenza estar contigo". A lo que ella, que tiene el ingenio por bandera, contestó así: "¡O las dos cosas!".

El caso es que el sumiso en cuestión soy yo y, por lo tanto, puedo confirmar que la respuesta más ajustada a la realidad sería "Ninguna de las dos". Existo y, obviamente, no me avergüenzo de pertenecer a Mi Dueña. Todo lo contrario, por supuesto: me enorgullece. Aunque no lo voy pregonando a los cuatro vientos, y no precisamente por falta de ganas. Más bien diría que me contengo. En parte porque estoy tan feliz de ser suyo, que prefiero centrarme en disfrutar de lo que tenemos antes que preocuparme de dar noticia al respecto. En parte también porque me da un poco de apuro explicar lo afortunado que me siento. Pero bueno, qué más da, aquí estoy para confirmar lo que decía: que existo y que estoy muy orgulloso del collar que llevo.

Empezando por esto último, creo que la posibilidad de ser sumiso de alguien y, al mismo tiempo, avergonzarse de ese alguien, es una contradicción irresoluble. Si sientes algo por una persona hasta el punto de entregarte a ella, no entiendo muy bien cómo puede avergonzarte esa misma persona. Y si te avergüenza la relación que tienes con esa persona, no entiendo por qué quieres estar con ella. O por qué, para colmo, dejas que te "marque" llevando su collar. Porque aunque sea cierto que no me prodigo demasiado por redes sociales, se me puede encontrar en Fetlife, donde luzco con orgullo (con mucho orgullo, dicho sea de paso) su collar. 

No entiendo que las cosas puedan ser de otra manera, la verdad.

Es curioso también eso de que se dude sobre mi existencia. Es curioso y me hace cierta gracia, por qué negarlo. Ya en alguna ocasión me lo había comentado Mi Dueña y admito que mi discreción pueda dar lugar a ese tipo de habladurías o especulaciones. Quizás se esperaría que hiciera un comentario a cada uno de los posts de Mi Dueña en este blog (cosa que le hago generalmente en privado, aunque algún apunte he dejado por aquí), que contestara a todos sus tweets (cosa que hago también en privado), que le diera "love" a todas sus publicaciones en Fet (cosa que sí que hago, darle "love" en Fet y darle "love" en todos los términos posibles)... en fin... que fuera el complemento constante a todas sus publicaciones. De este modo se vería que sí existe ese sumiso del que a menudo habla y que, además, es tan disciplinado como debe ser. 

Aunque a mí eso, qué queréis que os diga, me sonaría extraño. Me sonaría artificial. Me sonaría a postureo. Y no porque me parezca mal en el caso de parejas D/s que siguen esa dinámica, sino porque sé que esa no es la nuestra y, por lo tanto, sé que no estaríamos haciendo algo que nos pareciera natural. Lo que no podía sospechar yo -aunque lo entienda-- es que ese silencio mío dé lugar a especulaciones sobre mí existencia. Así que vengo a despejar la incógnita: ¿existo?

 

 

Pues sí, existo. Siervo, luego existo. Un juego de palabras interesante sobre la base de la conocida frase de Descartes. Un apunte, ahora que estoy viendo lo que escribo: a lo mejor hay que añadir una tercera opción, ¿no? El sumiso de AMAISTHAR no existe, se avergüenza de ella o es un pedante. "O las tres cosas!", no lo olvidemos. Bueno, volviendo a lo que decía: Siervo, luego existo. 

Es un juego de palabras, pero es algo más. Porque podría decir que, en cierto modo, existo en la medida en que soy ese sumiso que, hace ya  muchos años, escogió "el_siervo" como nick. Y que hace unos pocos años, que me han pasado como un soplido, tuvo el privilegio de añadirle un collar "el_siervo[AI]". Existo desde antes de ser suyo y existo desde antes de ser sumiso. O, por expresarlo quizás mejor, desde antes de saber cómo se llamaba eso que sentía. Existo como existe cualquier otra persona, desde luego. Aunque también, como nos pasa a todos, mi existencia es la suma de lo que yo soy y de lo que yo voy viviendo y experimentando. Si no hubiera conocido a Mi Dueña, yo existiría, por supuesto. Pero no sería exactamente yo. No al menos el yo que soy ahora. El yo que ella me ha ayudado a ser. O que me ha ayudado a descubrir. O que me ha ayudado a liberar. No sabría muy bien cuál de las opciones describe mejor lo que ha ido sucediendo, quizás porque en el fondo sea consecuencia de la suma de las tres.

Siervo, luego existo. Aunque ya no soy un siervo cualquiera. Soy su siervo. Así que casi podemos darle una vuelta más al juego de palabras para que recoja lo que de verdad siento: que la sirvo, luego existo.

el_siervo[AI]

PD: ¿es posible que, en algún momento, alguien le diga a Mi Dueña que ha leído esto y que sospecha que lo ha escrito ella misma, con el objeto de seguir simulando que yo existo? A saber...

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