10 mar 2024

Castidad Mental.

Esta tarde tuve un momento íntimo y personal.

Venga… ¿Habéis superado la sorpresa de que una Dómina hable directamente de esto?

Podemos seguir.

En mi cabeza, estaba mi sumiso. Algo muy concreto con él, que lleva días rondándome y, sobre todo, apeteciéndome. Y como en mi cerebro y en mi cuerpo mando yo, pues me doy la máxima libertad posible para disfrutar.

No es la primera vez que tengo una fantasía y que no me decido a transformarla en realidad. Y creo que es algo de lo que tampoco se habla tan a menudo como se debería.

Se supone que siendo Dominantes podemos hacer lo que nos apetezca (Obviemos ahora la parte del consenso, que esa está siempre implícita), y que los sumisos están para satisfacernos.

¿Pero realmente nos sentimos libres para hacerlo?

En esta fantasía en concreto, no le toco ni un pelo. Es mi boca la que actúa. Y cualquiera diría que con eso el riesgo disminuye, pero a mí, al menos, me dispara muchas más alertas.

Creo que podría azotarle casi con los ojos cerrados, y sé que no haría nada que le dañase, pero cuando se trata de meterme más directamente en su cabeza me reprimo con mucha más facilidad.

Soy una sádica despiadada, y no me preocupa… Pero oye, susurrarle ciertas cosas y que puedan dolerle, me da pánico.

Vamos a obviar también la parte de poder hablarlo todo, y solucionar conflictos, por favor. Que de teoría a veces vamos más que servidos.

En la práctica, esta precaución mueve muchos de nuestros pasos y no por miedo a ser mejores o peores Dominantes, que eso es lo de menos, el auténtico terror pasa por hacer daño a quien está al otro lado.

Así que creo que es importante visibilizar este control al que nos enfrentamos y del que no podemos hablar, porque ya sabemos que los Dominantes ni dudamos, ni sufrimos ni… “Bla-bla-bla” … “Somos seres perfectos”.

A mí me debieron hacer mal, y claro que dudo. Y por supuesto que me preocupa (relativamente, luego desarrollo esto) no hacer las cosas como debo.

Le doy muchas vueltas a ciertas situaciones antes de sentirme segura para realizarlas.

Con lo físico todo es más sencillo. Se lee, se estudia, se practica, y listo… Pero, ¿Y lo emocional?

Mi sumiso juega en primera liga. Sobre todo, en ciertos aspectos, así que no vale cualquier cosa para que su cerebro se ponga a funcionar.

Y a mí esto, me motiva. Con la motivación, también viene la fantasía…

… La auto cesura …

Creo que es importante reflejar este tipo de cosas. Dejar a un lado la perfección que se pretende dar a un rol y mostrar que detrás de cada paso que damos, también hay relevantes momentos de reflexión y aceptación.

Sé que probablemente esto forme parte de un episodio y de más vivencias que hasta compartiré por aquí en un futuro.

Eso que ahora no deja de ser una fantasía, pasará a ser una realidad de la que ambos hayamos disfrutado.

 


 

Y es ahora cuando desarrollo:

Por muchas dudas que tenga, sé que, si le planteo a mi sumiso lo que me apetece, no solo me dirá que adelante, sino que estoy casi segura de que cuanto más al límite pudiera llevarla, más la disfrutaría (mos).

¿Me preocupo para nada entonces?

Puede que sí. Pero si no lo hiciese, es que no me importaría el bienestar de quien camina a mi lado. Y aunque sea Dominante, aunque nuestra relación sea vertical, por encima de eso, está el saber que él se sentirá bien en todo momento y con cualquier cosa que hagamos.

Si para eso tengo que esperar, seguiré haciéndolo. Aunque yo misma me prive de ciertos placeres.

0 comentarios:

Publicar un comentario