6 mar 2024

Carnaval.

Ayer se dio una de esas situaciones que me apetece comentar por aquí. A modo de reflexión propia y también común, para saber que podéis opinar los que aún me leéis.

El sábado estuve en uno de los eventos a los que suelo acudir. Un café informal que se hace una vez al mes en la capital del Principado y en el que disfruto mucho.

Un contertulio de otro grupo en el que participo, me había hecho saber (si no recuerdo mal, el día antes) que iba a estar por la zona, y yo le comenté lo del café por si le apetecía acudir.

Los horarios a veces son complicados y no pudo ser, pero justo cuando terminaba el evento, me avisó de que acababa de llegar.

Me sabía mal no aprovechar la oportunidad y ni siquiera saludar, así que antes de regresar a casa y agradeciendo a mis acompañantes, me acerqué a donde estaba para hacerlo.

Fue algo muy breve, apenas bajarme del coche, un saludo y varios segundos más.

Después seguimos charlando un rato, comentando lo cómico y raudo del encuentro.

Creo que intento ser más clara de lo que debo. Le cuento mi situación con cualquiera con el que hablo y aquí está mi blog, en el que más explícita no puedo ser.

Sé que, por mi forma de ser, parezco cercana, y eso quizás da pie a algún malentendido, pero si veo que eso llega a pasar, tiendo a aclararlo rápido.

Con esta persona, no había sido diferente, incluso creo que alguna vez ha comentado que me lee. Así que cuando empecé a leer ciertas insinuaciones en nuestra conversación posterior a habernos visto, me apeteció perder un poco la educación y enfrentarme a un corte más.

Sé que no soy irresistible. Que por mucho que se comente, las Dóminas no tenemos legiones de sumisos haciendo cola, esperando para estar a nuestros pies y, sobre todo, estoy segura de que cuando hablo de lo que para mí supone este mundo, lo hago de una manera clara y concisa.

No necesito estar en grupos de ningún tipo para conocer a alguien para “pasar una noche”. Si lo quiero, sé cómo hacerlo.

Tampoco necesito tener sesiones de BDSM esporádicas. De nuevo, si quiero, sé cómo hacerlo.

Así que cuando alguien se insinúa de ciertas formas, no veo nada más que una falta de respeto, por muy educado que sea en sus maneras.

Hay cosas que “ni surgen ni pasan”, básicamente porque no se quiere. Y cuando alguien se molesta en aclararlo varias veces, insistir es poco afortunado y bastante irrespetuoso.

Y ya no es solo que me fastidie que esto suceda, es que no deja de parecerme que detrás de una actitud así está el pensamiento de que soy tonta y voy a llegar a caer en lo que no quiero.

Es más cansado de lo que os podéis imaginar, porque no es algo que ocurra ocasionalmente. Sucede más de lo que a cualquiera le gustaría aguantar. Y, cierra puertas a quienes de verdad tienen un interés verdadero en compartir más allá del morbo.

Habrá quien vea en estas situaciones algo parecido a un halago, me dirá incluso que debería estar orgullosa de que alguien quiera compartir ciertas cosas conmigo. Habrá incluso, quien piense que soy un tanto soberbia por ir rechazando “oportunidades” …

Pero no, para nada. Es simple y llanamente que mi vida BDSM, es mía y la comparto con quien y como quiero.

Si en algún momento cambia, imagino que también lo haré saber. Pero por ahora, no es así.

 


 

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