Enero ha empezado dándome caña. Tampoco 2023 terminó de una manera relajada, pero si es verdad que yo tenía en mente disfrutar de cierto relax al comienzo del año, y ha sido todo lo contrario.
En esta extraña vorágine me ha acompañado una sensación poco placentera, sobre la que twitteaba el otro día:
No estar cumpliendo con mi sumiso como se merece.
Ya. Sé que muchos que me leéis diréis lo que otros me han dicho ya:
"Seguro que él lo entiende".
Sí, claro que lo hace e incluso él mismo me dice que no me preocupe. También sabe que por mucho que lo repita, no va a cambiar lo que siento.
Pero no, a mí me gusta estar y dedicarle todo lo que sea posible y cuando creo que no lo estoy haciendo, la culpabilidad se pasea a mi lado. (Concepto que a mi sumiso no le gusta nada).
Hay épocas complicadas, eso todos lo sabemos. Rachas en las que hay que centrarse más en unas cosas que en otras y es entendible, pero a mí me molesta no poder estar donde quiero.
Por ejemplo, aquí con mi blog, me gusta currarme el contenido que publico, a veces estoy más o menos inspirada. Voy escribiendo a ratitos y me resulta sencillo mantener la programación.
Una “obligación” que implica cierto trabajo, pero en la que realmente no necesito “cumplir”.
Con siervo esa posibilidad no existe. Para él siempre quiero dar lo mejor. No merece otra cosa.
Así que cuando siento que no llego, por mucho que tenga claro que lo entiende, me resulta realmente frustrante no conseguirlo.
No me riñe, faltaría más. Tenemos la gran suerte de poder compartir abiertamente lo que sentimos y muchas veces hasta coincidimos en momentos y sensaciones.
Pero eso tampoco consigue que me sienta mejor.
Vamos, todo este rollo para contar que por mucho que se venda lo contrario, en algunos casos, las Dóminas también nos implicamos. Queremos dar lo mejor y estar todo lo posible a quien nos acompaña, porque sentimos que es lo mínimo que debemos hacer.
Y es que, para recibir, hay que saber dar. Hay que saber estar, y, sobre todo, hay que agradecer la suerte de poder compartir tantísimo.
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