Esta va a ser una entrada larga. Sé que habrá quien se dé por aludido, pero veo necesarias ciertas aclaraciones.
Pocas veces comparto por aquí situaciones tan concretas, pero a veces sí que veo la necesidad de hacerlo, como siempre para abrir un punto de reflexión sobre ello.
Cuando escribo este post mi sumiso actual y yo acabamos de celebrar nuestro cuarto aniversario juntos.
4 años en los que, como habéis leído por aquí, han pasado muchas cosas. Algunas nada buenas que me llevaron incluso a apartarme del BDSM y de él.
Con todo eso, seguimos juntos. Juntos y felices de poder estarlo.
Claro que no todo es perfecto. También tenemos nuestros conflictos y ambos trabajamos para resolverlos y sacar algo bueno, incluso de lo más malo de nuestra relación, que, sinceramente, es poco.
En mi blog comparto mucho, pero no todo. Lo que soléis leer respecto a mis relaciones, actual y pasadas, suele ser bueno, porque la mayoría es así, y también, porque creo que ciertas cosas han de quedarse en privado y si decido compartirlas es ya a modo de reflexión para que puedan aportar algo positivo.
Pero como digo, y aunque pueda parecer lo contrario, lo que comparto por aquí es una ínfima parte de lo que vivo y siento en mis relaciones D/s.
Puede que, al leerme, os suceda que la fantasía os lleve a imaginar más de lo que realmente reflejo, pero ese no es mi problema. Si queréis imaginar más de lo que hay, genial. Pero no lo convierte en una realidad.
Y las opiniones deberían basarse en realidades. Siendo conscientes de que detrás de textos, hay mucho más de lo que se lee o se puede interpretar.
Hace unos días, una persona con la que he charlado alguna vez y con la que he compartido mesa en alguno de los eventos a los que asisto, tuvo a bien expresarme “su opinión”.
No era la primera vez. Tampoco la primera en la que tenía que aclararle que no nos conocíamos y que se equivocaba conmigo.
Suelo ser de tendencia educada y cercana, pero como todos, tengo mis propios límites y corto por lo sano cuando alguien se mete, en más de una ocasión, donde no debe.
No es la primera vez que alguien me dice que estoy enamorada de mi sumiso. Esta vez le ha tocado a siervo, como en su día le tocó a quien estaba conmigo.
Parece que hay quien tiene un serio problema con ver feliz a las personas, más, si como es mi caso, lo expresan abiertamente.
Siervo me hace feliz, como lo he podido ser en anteriores relaciones, de una u otra manera.
Pero, y aquí es donde viene la reflexión, decir algo así no es una opinión que se pueda basar en una realidad. Como digo, como adultos deberíamos ser conscientes de donde nos estamos moviendo y de cómo se plantean las cosas.
Creo, y lo creo firmemente, que lo que hay detrás de ciertas “opiniones” es un intento de aceptar un rechazo.
Tengo buenas amigas que me han visto con siervo. Personas de mi día a día que nos ven interactuar, personas cercanas que valoran nuestra D/s y que la entienden y nunca han pronunciado algo así.
… Como para que vengan de fuera a decírmelo “por lo que leen en mi blog o ven en mi cara en uno de esos eventos” …
Decía anteriormente, que más que expresar esta “opinión”, creo que lo que hay una manera, permitidme que añada que bastante infantil, de asumir un rechazo.
“Tiene que haber algo muy importante para que no quiera estar conmigo… ¡¡Claro, está enamorada de su sumiso!!”
Y digo que hay que basarse en la realidad y en saber que no podemos conocer a una persona por lo que escribe, o por lo poco que vemos, porque hasta no hace mucho por aquí mismo era evidente que mantenía más de una relación D/s. (Claro, para eso hay que leer mucho más atrás y eso ya supone un esfuerzo innecesario).
Más allá de la meada fuera del tiesto, de dar por hecho una realidad que no se ajusta a verdad y meter la pata metiéndose a opinar sobre mi vida personal…
¿Y si así fuera? ¿Es relevante que pueda estar enamorada de mi sumiso o no estarlo? ¿Cambia eso nuestra relación D/s?
… ¿Aporta algo diferente al contenido de mi blog? …
Creo que no habréis leído nunca, ni lo haréis, que haya escrito en mi blog que una D/s es más o menos pura si hay amor en ella o deja de haberlo (amor en el sentido más coloquial de la palabra).
No seré yo quien juzgue los sentimientos que se deben o pueden tener dentro de una relación de este tipo.
Lo que tengo con siervo, es único. Muy diferente a lo que he podido vivir en otras relaciones y eso, además de hacerme muy feliz, me hace sentir muy orgullosa y afortunada por tener la oportunidad de vivirlo y aprender cada día.
¿Le Amo por ello?
Sí. Cada día más.
… Y que cada uno entienda lo que quiera entender…
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