Una tarde cualquier de sábado.
Intercambiamos algún mensaje a horas poco habituales.
Debería estar centrada en programar entradas en mi blog, y sin embargo prefiero distraerme contigo.
Podría culparte, pero no estaría siendo justa.
Aunque… no hay necesidad de serlo. Porque ambos queremos que no sea así.
"¿Te desnudas y te arrodillas?
No me importaría tenerte así a mi lado mientras tecleo esta entrada.
Cuando la leyeses, sabrías que eres tú quien la inspira.
Impaciente porque deje de hacerlo y me concentre en ti."
Pero prefiero seguir jugando contigo. Como ahora, en esos mensajes que nos escribimos…
Me encanta provocarte y desatar tus ganas. Esas que alimentan las mías.
"¿Y si dejo de teclear y llevo mis dedos a tu boca?
Poco tardaría en notar las primeras reacciones de tu cuerpo.
Ese calor en mis dedos que me hace saber cuando deseo hay retenido.
El que me enciende y me hace querer más."
Comparto un párrafo de este post contigo.
Y mientras sigo tecleando siguen llegándome tus mensajes.
Sé que te gusta.
¿Dejo de escribir el post y terminamos esta historia juntos?
Seguro que el final será mucho mejor.
0 comentarios:
Publicar un comentario