17 sept 2023

Reencontrarse.

El otro día alguien me planteo una pregunta a la que en ese momento no supe como responder.

También acababa de salir de una racha bastante mala y trataba de volver a dar sus primeros pasos en esto.

Isthar, ¿Cómo se vuelve a empezar?

E incluso habiendo pasado por eso hace relativamente corto, le respondí que no podía decirle nada concreto, y me sentí mal por no ayudarle.

Ahora, días después de aquella conversación y habiendo tenido la pregunta rondando por mi cabeza, voy a intentarlo:

Creo, que partimos de la base de que no “volvemos a empezar”. Aunque nos hayamos distanciado del BDSM un tiempo, ya hemos tenido un camino, un bagaje y eso ya nos ofrece una estructura a la hora de enfocar ciertas cosas.

Es verdad que hay muchas otras que recolocar, porque después de un proceso negativo, algunas se descolocan y que no es sencillo hacerlo. Las dudas acechan detrás de cada esquina y recuperar esa confianza no es fácil.

Pero tener unos cimientos, reconocerlos como claros, es una buena forma de volver a construir, de reconstruirnos.

“Saber lo que quieres”.

(Mi querido Lionheart, cuanto me ayudaste en su momento y sigues haciéndolo años después.)

Tengo un pequeño mantra, que un buen amigo me enseñó cuando empecé en esto, y que he tenido que reutilizar.

Y como él decía, no sirve otro orden.

Al regresar, hay que volver a hacerse esta pregunta.

¿Ha cambiado algo? ¿Te apetece lo mismo de antes?

Después de un proceso difícil, es inevitable que no seamos del todo igual. Nos rehacemos, con parches que a veces están mejor o peor sujetos, curando heridas que en ocasiones ni nos planteamos que existieran.

Así que, en ese camino, es lógico y entendible que las necesidades varíen.

¿Cómo lo quieres?

Seguro que, en este tiempo, has aprendido. Te has dado cuenta de lo que no funcionaba correctamente. Identificar los errores es el primer paso para resolverlos.

No te permitas repetirlos, no te agarres a esa comodidad o volverás a llenar esa mochila que termina pesando más de lo que imaginas.

Si algo no te gusta, plantéalo directamente. Aunque cueste, que sé que lo hace. Pero es mejor resolverlo pronto que dejar que se enquiste.

… ¿Y con quién lo quieres?…

Bueno, eso siempre es lo más complicado. Tanto si empiezas de 0, o como si regresas.

Encontrar a esa persona con la que encajar, no es sencillo. Nunca lo es.

Si vuelves después de un tiempo, quizás puedes sentirte tentado a regresar a lo que tenías (si es que existía), pero a veces hay que ser conscientes de que para haber llegado a ese punto de no retorno por el que hemos pasado, también pudimos permitir cosas que no nos hacían bien, o que no supimos identificar.

Esto es algo muy personal y que hay que valorar profundamente. A veces, es necesario decir adiós, por mucho que duela.

Otras, sientes que esa mano que te acompañaba en el pasado, sigue ahí. Ha seguido ahí todo ese tiempo que tú has estado lejos. Librando batallas con sus propios demonios, y a veces un tanto perdido.

Esperándote. Sin querer buscar a nadie más.

Pero sigue ahí. Y cuando vuelves, no solo te sostiene También te ayuda a caminar de nuevo, y a hacerlo sin miedo. Si tienes a alguien así, “ahí es”.

 Esas relaciones no se dan con facilidad, y merece la pena volver a apostar por ellas. Ganar, con ellas. En mi caso ha tenido nombre propio, y pocas veces le he dado las gracias por permitirme volver a su lado. Y sé, que si he vuelto a ser yo y a dar otros pasos, es por haber contado con él y por la forma en la que supo estar.


 

Para terminar:

No te culpes. Estar mal es tan lícito como todo lo contrario. No permitas que nadie minimice lo que sientes. Ni que condenen tu manera de actuar.

No se pueden poner en tu lugar, porque esa mochila, solo la has cargado tú.

No tenemos una guía para funcionar y menos cuando no estamos bien. Desde fuera, siempre es fácil opinar, pero nunca se podrá hacer con todo el peso de lo que se lleva dentro.

Así que no permitas que te juzguen, y pasará. A veces, intentando hacerte daño, otras porque no somos conscientes de lo que implican ciertas situaciones.

Siéntete libre de protegerte, de poner los muros que te resulten necesarios, que quien de verdad te valore, sabrá esperar a que empieces a derribarlos.

Y quien no, verá como cada vez hay más ladrillos que ponen más distancia. Y de nuevo, no te culpes por hacerlo. Se llama sobrevivir.

Estamos en el BDSM para sentir y disfrutar con ello, y cuando pasa algo que nos lo impide, es que no funciona.

Sigue caminando, si esto te llena, sigue haciéndolo. Hay grandes cosas esperando por ti.

0 comentarios:

Publicar un comentario