31 may 2023

Efecto siervo. O mejor dicho: el_siervo[AI]

¿Sabéis lo que es no poder dejar de sonreír más de cinco minutos?

Bueno, pues ese es el “efecto el siervo”.

Ayer tuvimos la ocasión de charlar un rato por teléfono. Una cosa prudente e inocente, sobre todo para él que estaba en la calle, yo tenía un poco más de intimidad y podía lanzarle algún dardo para que tuviese que controlar, siempre satisfactoriamente, sus respuestas.

Hoy, la suerte nos ha brindado una nueva ocasión.

Parece mentira lo que se llega a disfrutar de estas cosas, tan tontas en apariencia.

Siempre le siento cerca, aunque no lo estemos. Con ciertos detalles me doy cuenta de que aún podemos estarlo más y una simple charla de 5 minutos o de hora y pico es la constatación más básica de esto.

¿Tenemos algo que decirnos después de tanto tiempo? Pues cada día más cosas, y todas sirven para acercarnos otro poco.

Y es curioso, pero sentirle cerca es estar bien. Da igual lo que haya en mi cabeza, lo que me pueda preocupar, que mi mente se distrae casi por completo y solo hay sitio para él.

Creamos un espacio tan personal, que aunque seamos conscientes de que todo sigue a nuestro alrededor, permanecemos como en una burbuja bien protegida donde solo hay sitio para nosotros.

Hablaba hoy con él, que durante mucho tiempo nos he mantenido en esta burbuja, queriendo preservarla solo para nosotros y compartir lo justo y necesario de puertas hacia afuera. Es aquí en mi blog donde a través de algún texto he podido abrirme un poco más, pero de una manera muy reducida y reservada.

Me estaba negando a mí misma, y en cierto modo también a él, mostrar pinceladas de algo tan bonito por un miedo que ni yo entiendo.

Parece que para estar en redes, implica tener que presumir, y muchas veces se ven cosas tan gratuitas que no quería que algo que para mí significa tanto, tuviera que juntarse con algo así.

Pero… ¿Tener que negarnos la posibilidad de mostrar una ínfima parte de lo especial que sentimos nuestra relación por lo que hagan los demás? Eso sí que es injusto.

La verdad es que me encanta compartir cualquier espacio con él, sea físico (este mucho más) o virtual, porque como decía unas líneas más arriba, “sentirle cerca es estar bien”.

Y si estar con él produce este efecto, es tontería perderlo.

Estas semanas atrás, desde nuestro último encuentro, he ido subiendo alguna de las fotografías que hicimos. Reconozco que me cuesta muchísimo sacar el teléfono y dejar de disfrutar del momento.

Pero ahora, cuando las miro, es como sentirle un poco más cerca, y compartirlas es algo parecido a dejar ver “al mundo” lo feliz que me hace.

“Tenemos que compartir algo de nuestra felicidad con el resto del mundo, ¿no crees?”

Pues si él lo dice, habrá que hacerle caso (aunque sea solo en esto).

 


 

0 comentarios:

Publicar un comentario