12 feb 2023

Cierra la Puerta.

En mi anterior entrada hablaba de miedos. Esos que aparecen de la nada y que no llegas a comprender de donde han surgido.

Uno de los que desarrollé en este tiempo fue el de no ser suficiente.

Cuando tienes relaciones en las que te sientes tan implicada y compartes tantísimas cosas, eres consciente de que se crean ciertas necesidades y te da miedo no llegar a ser capaz de estar preparada para que todo fluya de igual manera.

Yo lo he tenido. No quería que a mi regreso nadie tuviera que esperar por mí, y por eso sentí la necesidad de separar a quien más había estado a mi lado.

Pienso que hice todo lo que estaba en mi mano para alejarle. Le he dado tantos argumentos que ahora podría estar escribiendo un libro con muchos capítulos.

¿Por qué?

No quería que tuviera que esperar por nada que le pudiese apetecer. Veía muy injusto (tremendo debate ese de la “justicia”) que pudiendo ser libre y optar a tener lo que quisiera, sintiera algún compromiso conmigo y esperar, sin fecha, a que yo simplemente me planteara dárselo.

Sus respuestas, que tenían toda la lógica del mundo, llegaban a ser pequeños puñales en vez de abrazos, como seguramente pretendían.

Me resultaba más fácil renunciar a él, que aceptar que estuviera dispuesto a seguir ahí.

Irónico, pero tan real que ahora me molesta al recordarlo.

Que poquito nos permitimos hablar de como gestionar nuestras emociones y sentimientos, tan poco que preferimos tomar decisiones drásticas a sentirnos libres para plantearlo y al menos dar oportunidad a un acuerdo mutuo.

Pero cuando encuentras a esas personas con las que el vínculo llega a ir más allá, y tienen la paciencia para demostrar que son muchas las cosas que os unen, es más sencillo dejarse llevar y recuperar esa seguridad que en algún momento nos acompañó.

En la D/s se habla siempre de que el Dominante debe darle la mano a la parte sumisa y guiarle y sostenerle en el camino, pero que poco de esa necesidad de que sea algo mutuo, de que esa mano sea firme por ambas partes.

Lo de poner distancia se me da bien. En algunos momentos incluso mejor que estar cerca (y mira que me gusta estarlo).

Puedo desear durante días un abrazo y apartarme cuando me lo dan… O podía, que ahora solo pienso en que algunos se repitan y que duren lo que tengan que hacerlo.

Hoy es el día en el que voy a programar este post y me veo con la necesidad de incluir un pensamiento final.

Como ya he comentado, he ido escribiendo y subiendo contenido con un poco de retraso.

Hace semanas que escribí lo que acabáis de leer. Ya en el momento de hacerlo, era consciente de como me había boicoteado a mí misma y como pretendiendo todo lo contrario estaba haciendo pasar un mal rato a alguien que ya había pasado suficientes.

Hoy puedo decir que esa situación ha quedado atrás. Ya no quiero lejanía, ni pienso que no vaya a poder dar lo necesario. Con cada paso que doy, soy aún más consciente de que tienen sentido por hacerlo a su lado.

Aprovecho también para disculparme por cierta parte del post, en la que hablo de lo que considero justo o no (Aunque estoy segura de que reflexionaré sobre ello). Como digo estaba escrito hace tiempo, así que te puedes ahorrar las amenazas con mi fusta favorita.

0 comentarios:

Publicar un comentario