16 jun 2021

Comida Rápida.

Cuando entré en el vestíbulo de aquel hotel, le vi desde lejos sentado en uno de los sofás de la recepción.

Ojeaba el móvil distraído, quizás esperando un mensaje que no llegaba o tratando de que sus pensamientos no se notaran demasiado.

Me gustó disfrutar de aquel primer paréntesis de normalidad, en el que ambos seguíamos pareciendo unos turistas más que llegan a su hospedaje.

No tardó en alzar la mirada y verme recorrer aquel camino estirando de una maleta que le resultaba conocida. Sonrió, se puso de pie y fue a mi encuentro.

Dos formales besos de cortesía y un tímido abrazo como primer saludo, y fuimos a completar el registro del hotel para poder ir a la habitación que habíamos reservado.

Subíamos en el ascensor acompañados de otras personas, intercambiado miradas y sonrisas furtivas. Probablemente cualquiera que nos viera, imaginaria que podríamos ser unos amantes que iban a compartir una noche de pasión, y en el fondo no iban muy desencaminados…

Cogió mi maleta y se adelantó brevemente para poder abrir la puerta y que no tuviera que esperar…

Poco se esperaba que mi respuesta a aquel gesto tan galante fuese cruzarle la cara nada más cerrar la puerta.

Dos sonoras bofetadas resonaron contra las paredes de aquella habitación antes de indicarle con la mirada que le quería en el suelo, a cuatro patas para que recorriera los pocos metros que nos separaban del saloncito del que disponíamos.

Me senté en uno de los sofás y levante una de mis piernas, dejando claro que mis botas querían su lengua trabajando para ellas y él no tardó en hacer lo que se esperaba. Lentamente al principio, comprobado con alguna mirada que podía seguir de aquel modo… antes de que sus ganas se apoderaran de aquel fetiche y tardara muy poco en haberlas humedecido por completo. 


 

Fue precisamente una de mis botas la que puso distancia, para que dejase aquella primera labor antes de indicarle que se desnudara por completo, cosa que hizo sin perderme de vista mientras yo me dirigía a la maleta, para abrirla y sacar un pequeño estuche negro.

Regresé a su lado para darle un empujón y que se dirigiera a la cama. Echado boca arriba observaba como abría sus piernas para colocarme justo en medio. Apoye el estuche sobre su barriga y lo abrí despacio.

Un suspiro salió de lo más hondo de su pecho cuando vio que en el, colocadas milimétricamente había varias sondas de acero inoxidable. Suspiro que acompañaba a un cambio repentino del estado de su entrepierna que dejaba claro cuánto le apetecía aquello.

Poco a poco y aprovechando la humedad que me regalaba fui introduciendo aquel juguete, concentrada en que se deslizase por donde debía e intercambiando aquel gesto con otros movimientos que le pudieran resultar un poco mas placenteros.

Una vez colocado, aparté el neceser y me baje de la cama para volver a mi maleta a buscar algo más.

No te muevas…

Le dije divertida, siendo consciente de que con aquello atravesándole no iba a intentarlo.

Regresé a su lado con unas pinzas metálicas. Un par de pellizcos en cada uno de sus pezones fueron suficientes para ponerlos en el estado necesario antes de colocarlas sobre ellos y de apretar con la yema de mis dedos y comprobar que ejercían la presión necesaria.

Estás perfecto para que me ponga el strap y lo use con tu trasero.

Lo que tú quieras, ya lo sabes.

Una sonrisa… una caricia….

Cuanto te echaba de menos.

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