14 mar 2021

Prohibido Correrse.

Últimamente me siento un tanto polémica. Hoy opino sobre otro de esos temas sobre los que parece que no se puede cambiar una coma y con los que yo no concuerdo.

La Castidad.

Hace unos días me preguntaba un chico en instagram si consideraba importante la jaula de castidad para un sumiso.

Y mi respuesta, corta por lo que permite el formato, fue que no, y que hay una relación poco argumentada sobre la castidad en la sumisión masculina, que nada tiene que ver con la femenina.

Aquí que puedo, voy a explayarme un poco más.

Parece ser que los hombres, cuanto menos eyaculan mas sumisos son o al menos esa es la teoría más extendida en esto de las relaciones FemDom.

De ahí la necesidad de cinturones de castidad, con los que parece que hay que hacer una competición para ver que sumiso lo lleva durante más tiempo.

Alguna que otra vez he llegado a leer cosas como que la sumisión de un hombre se acaba cuando se sacia la bragueta.

Más allá del juego concreto y más o menos momentáneo que pueda tener una práctica de este tipo, creo que no podemos probar una relación directa entre lo uno y lo otro.

Particularmente me da igual si mis sumisos tienen sexo propio o compartido, y no creo que su sumisión aumente o disminuya en función de esto.

Claro que en ciertos momentos y dependiendo de la situación de mi sumiso, he jugado con su castidad y me ha divertido hacerlo, pero tanto como me puede divertir cualquier otra practica sin considerarla realmente imprescindible.

El beneficio que puedo encontrar en unos testículos bien “llenos de amor” pasa únicamente por la sensibilidad de estos y todo lo que se puede permitir  alrededor de esta característica.

 Un simple roce de uñas no sabe igual, y mucho menos si en vez de rozar las clavas un poquito (o no tan poquito).

Pero vamos mas allá. ¿Por qué casi no se habla de castidad femenina?

Los hombres no tienen que eyacular para ser más y mejores sumisos, pero sin embargo a una sumisa hay que “emputecerla”.

¡¡Ay, que empieza el tufillo machista!


 

Desarrollemos esto un poco:

Como de todos es sabido (Ironía modo “on”), como a los hombres lo que más les gusta es tener sexo o masturbarse, se lo vamos a negar sistemáticamente. Con ello conseguiremos entrar en lo más profundo de su mente y someterles hasta límites insospechados.

Pero como las mujeres somos seres angelicales y de luz, por lo tanto asexuales, no debemos disfrutar de estas lindes así hay que fomentarlas. Incluso haciendo pasar a las sumisas por varias parejas sexuales para que demuestren así su sumisión y su entrega. (Por favor no obviemos el necesario consentimiento para cualquier práctica, porque es algo que doy por hecho de base).

Sumisos sin poder eyacular para fomentar su entrega y sumisas forzadas a tener orgasmo tras orgasmo para “humillarlas”.

¿No lo veis contradictorio?

Con el paso del tiempo, observo que en el ambiente bedesemero reproducimos muchos de los tópicos más casposos de la realidad vainilla.

Si un hombre tiene mucho sexo en cualquiera de sus formas, es un macho, pero si lo hace una mujer… Todos conocemos la comparación, así que me la ahorro.

Puede que haya quien diga que sólo puedo hablar desde una perspectiva FemDom, pero ahora que exploro mi faceta LesDom, opino exactamente lo mismo.

No entiendo porque se espera que a mis sumisos los mantenga castos y puros y si se trata de una sumisa, haga lo contrario.

Pero tampoco le veo especial interés a la castidad femenina mas allá, como he dicho antes de por motivos concretos y totalmente ocasionales.

También podríamos ampliar un poco y meternos en eso de que las Dominas no tienen sexo con sus sumisos y sin embargo, los Amos no desaprovechan la ocasión de “usar” lo que es suyo… pero quizás de esto haga otro post en el que también pueda extenderme y no dejar este demasiado largo.

Dejo abierto el debate para que me hagáis llegar vuestras opiniones. Me encantaría poder concretar que opinan un sexo y otro, e incluso un rol y otro, sobre este tema.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

@rayodeluna__

Totalmente de acuerdo con usted, a veces nos basamos en ideas preconcebidas.

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