Llevo varias semanas dándole vueltas a una serie de post
sobre los que me apetece escribir. Y aunque voy tomando apuntes y formando
textos, no consigo dar con uno concreto que exprese todo lo que me apetecería y
menos aun, como me gustaría.
Así que vamos a dejar que salga sin más y veremos qué pasa.
A menudo comparto pantallazos de “anécdotas” que me ocurren
cuando chateo. Suelen ser las más habituales, imagino que también por el tipo
de facilidad que encontramos en un chat, y que al final, te cambias de nick y a
otra cosa mariposa. (Lo que algunos no saben, es que hay ciertos programas que
reconocen los cambios de nick). Pero lamentablemente estas “anécdotas” suelen
ocurrir prácticamente en cualquier lugar.
Y quizás en un principio nos puedan resultar hasta
graciosas, porque algunas tienen tela, pero lo que llevan detrás no resulta
nada gracioso ni agradable.
Igual que en tantos otros aspectos, el hecho de ser mujeres
nos hace tener que enfrentarnos a ciertas cosas de una manera obligatoria.
Hablando con mujeres más o menos cercanas de mi entorno
bedesemero, no ha habido ninguna que no me haya contado alguna situación
desagradable a la que se haya tenido que enfrentar:
Sumisas con o sin Amo, que reciben órdenes de otros
Dominantes que se creen con derecho. O proposiciones de otros sumisos para que
se hagan Dominantes y se conviertan en sus Amas soñadas…
Amas a las que otros Dominantes les tratan de convencer de que
para ser buenas Amas tienen que ser sumisas primero (aunque ellos en ningún
caso han pasado por ello…), o sumisos que nos dan largas listas con lo que
tenemos que hacer porque es lo que a ellos les complace…
Estos son solo algunos de los mil ejemplos más de la
cosificación que nos encontramos a diario por parte del género masculino. La
lista es triste y larga.
Como sé que me lee algún que otro sumiso y Dominante
masculino, os invito desde aquí a que nos pongáis ejemplos de situaciones de
este tipo a las que os hayáis tenido que enfrentar alguna vez. (Algo me dice
que tendremos pocas participaciones).
Cuando comparto alguno de estos momentos, las respuestas que
recibo también suelen ser diferentes si vienen de hombres o mujeres. En más de
una ocasión, hombres me han dicho que “chatear es lo que tiene” (se les olvida
añadir… si eres mujer), o la tan manida “no merece la pena hacer caso, mejor
pasar”.
El hecho es que no hay un día que en alguna de mis facetas
“publicas”, bien sean redes sociales o chats, no tenga que encontrarme con
alguna situación poco agradable que además tiende a ser normalizada.
Y no, no son cosas que tengamos que normalizar, ni permitir.
Y mucho menos por todas aquellas que empiezan y tienden a ver estas conductas
como algo por lo que tienes que pasar por pertenecer a este mundo.
Reconozco que soy la primera que ante estos comportamientos,
suelo despedirme y no dar pie a más, porque mis horas de entretenimiento
prefiero usarlas para disfrutar y no para aguantar a estos maleducados, pero no
quiere decir que no les de importancia, ni me cansen ni me cabreen…
Y es que a veces, no nos damos cuenta del daño que nos
hacemos callándonos y permitiendo que esto pase día sí y día también.
Probablemente, este sea el primero de una serie de post, en
los que vaya concretando mas situaciones a las que estoy expuesta, y espero que
(abro mi rincón para quien desee contar sus propias experiencias) a partir de
ahora, todas las que nos callamos cierto tipo de situaciones, empecemos a
denunciarlas para contribuir con nuestro granito de arena.
¿Cuántas veces hemos leído eso de que el BDSM es un mundo de
respeto y educación? Pues me temo que no funciona igual dependiendo del género
que tengas.
3 comentarios:
¿Y lo que disfruto yo con todo esto? Soy malo, lo sé...
Lo disfrutas precisamente porque no lo sufres... Estaría bien ver vuestras reacciones con cosas así día a día.
(Y si, eres malo... )
Buenos días. Gracias por el post. Opino que esto va a costar muchísimo tiempo cambiarlo. El mundo BDSM es un reflejo de la sociedad en que vivimos y los cambios son lentos. Yo a nivel personal he decidido no callarme y exponerlo siempre que pueda. Considero que es la mejor forma que tengo de contribuir a ese cambio.
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