Hace un rato que me nos hemos despedido para ir a dormir.
En estos pocos minutos antes de meterme en la cama, funciono
como una autómata: me desmaquillo primero, me lavo la cara y el momento
relajante de echarme las cremas se me hace extrañamente eterno.
Esos últimos rituales antes de meterme en la cama me llevan
a ti de nuevo, tus ojos bien abiertos mientras esperan plácidamente ese final
que suele cerrarlos un instante para sentir toda su intensidad.
Y yo siento que
hay mezclas que no se consiguen con cualquiera.
Me meto en la cama y ojeo el móvil. Últimas despedidas antes
de dormir. Intento apartar de mi cabeza nuestra conversación de hace un rato.
Estos días suelen ser bastante intensas. La ausencia empieza
a pesar y ambos deseamos tanto eso que tenemos que no podemos evitar tratar de
tener un mínimo de ello aunque sea hablando.
Dejo el móvil y apago la luz haciendo un vano intento por
conciliar el sueño.
Pero no…
Mi cabeza se va una y otra vez hacía esa puerta donde hace
un rato te decía que me costaría no arrancarte la ropa. Donde creo que me va a
resultar complicado contenerme. Esa donde por alguna extraña razón ahora
necesito ahogar tus gemidos, incluso con el riesgo que implica.
Esa donde no dejo de pensar que será el mejor escenario
posible para azotarte con todas las ganas que llevo dentro, hasta dejar tu
trasero ardiendo y a ti sudando y con la respiración acelerada.
Ahí, donde probablemente vuelva a disfrutar del placer de
empezar a abrirte con mis dedos y donde tus nalgas terminaran pegándose a mí
con cada movimiento, mucho más intenso que el anterior hasta agotarnos y sentir
que esa necesidad se relaja lo suficiente como para poder cambiar de escenario.
Ese lugar que se habrá convertido en un simple trozo de
madera, donde un intento por apagar un fuego nos llevará a encender varios más.
Esa puerta por la que aun no has entrado, y por donde ya no
quiero que salgas.
Sé que es tarde y que debería dormirme, pero no me resisto a
seguir imaginando una y otra vez como será ese reencuentro. Aunque todas esas
imágenes pasan una y otra vez por mi cabeza no proporcionan la suficiente
satisfacción como para quedarme tranquila.
Y es que algo me dice que por mucho que imagine, hasta que
no te tenga conmigo nada va a hacer que esta necesidad se apague.
1 comentarios:
Gracias por escribirnos.
Publicar un comentario