20 may 2020

Puertas Insomnes.


Hace un rato que me nos hemos despedido para ir a dormir. 

En estos pocos minutos antes de meterme en la cama, funciono como una autómata: me desmaquillo primero, me lavo la cara y el momento relajante de echarme las cremas se me hace extrañamente eterno.

Esos últimos rituales antes de meterme en la cama me llevan a ti de nuevo, tus ojos bien abiertos mientras esperan plácidamente ese final que suele cerrarlos un instante para sentir toda su intensidad. 

Y yo siento que hay mezclas que no se consiguen con cualquiera.

Me meto en la cama y ojeo el móvil. Últimas despedidas antes de dormir. Intento apartar de mi cabeza nuestra conversación de hace un rato.

Estos días suelen ser bastante intensas. La ausencia empieza a pesar y ambos deseamos tanto eso que tenemos que no podemos evitar tratar de tener un mínimo de ello aunque sea hablando.

Dejo el móvil y apago la luz haciendo un vano intento por conciliar el sueño. 

Pero no…



Mi cabeza se va una y otra vez hacía esa puerta donde hace un rato te decía que me costaría no arrancarte la ropa. Donde creo que me va a resultar complicado contenerme. Esa donde por alguna extraña razón ahora necesito ahogar tus gemidos, incluso con el riesgo que implica. 

Esa donde no dejo de pensar que será el mejor escenario posible para azotarte con todas las ganas que llevo dentro, hasta dejar tu trasero ardiendo y a ti sudando y con la respiración acelerada.

Ahí, donde probablemente vuelva a disfrutar del placer de empezar a abrirte con mis dedos y donde tus nalgas terminaran pegándose a mí con cada movimiento, mucho más intenso que el anterior hasta agotarnos y sentir que esa necesidad se relaja lo suficiente como para poder cambiar de escenario.

Ese lugar que se habrá convertido en un simple trozo de madera, donde un intento por apagar un fuego nos llevará a encender varios más. 

Esa puerta por la que aun no has entrado, y por donde ya no quiero que salgas.

Sé que es tarde y que debería dormirme, pero no me resisto a seguir imaginando una y otra vez como será ese reencuentro. Aunque todas esas imágenes pasan una y otra vez por mi cabeza no proporcionan la suficiente satisfacción como para quedarme tranquila. 

Y es que algo me dice que por mucho que imagine, hasta que no te tenga conmigo nada va a hacer que esta necesidad se apague.

1 comentarios:

Bruno y Mia dijo...

Gracias por escribirnos.

Publicar un comentario