3 feb 2019

Quizás sí, pero no tanto.


A  veces cuando chateo, o intercambio mensajes por alguna plataforma, me sorprendo a mi misma teniendo una sensación de “estar alerta”, como si estuviese preparada para saltar a por mi interlocutor.

Quizás, es que presto demasiada atención e intención a los mensajes que recibo e intento conocer a través de ellos a quien me los está enviando.

Como decía en mi post anterior, creo que en mis conversaciones suelo ser bastante cercana, salvo cuando creo que están jugando conmigo, que se enciende este animal salvaje  que acecha a su presa.

Y en ocasiones, bastantes, con sumisos con los que charlas con cierta frecuencia ves como intentan tirar de la cuerda esperando conseguir algo, que probablemente no consigan.

En cierto modo, entiendo esa necesidad de probarte y ver si reaccionas como ellos esperan, a veces por conocer más con quien hablan y otras, que por desgracia suelen ser las más habituales, lo que intentan es llevarte a su terreno y conseguir lo que ellos quieren.

Esta segunda parte es la que realmente llega a molestarme.



Puede que algunos crean que esa cercanía, es símbolo de debilidad y que de alguna manera van a poder manejarte (¿Dominación desde abajo?), pero no es el caso… Soy bastante consciente de los pasos que doy,  de cómo y cuando los doy. Y siempre que los doy hay una razón: me apetece darlos.  Y me da bastante igual lo que quiera, cómo y cuando lo quiera una persona que no está conmigo.

Este es otro punto importante… estar o no estar. 

Para muchos, el hecho de hablar con más o menos frecuencia implica algo más, parece que el hecho de estar conociéndose no es suficiente y estar conociéndose, parece implicar que todo acabará en una relación D/s.

Cuanto he hablado ya en mi blog sobre esto!! 

(Así que interesados, ya sabéis donde encontrar la respuesta).


Pero… volvamos al punto principal del post. Quizás me hago la tonta más de lo que lo soy, pero no lo soy tanto como algunos pueden llegar a creer.

 Sé y noto perfectamente cuando alguien trata de provocar en mi algún tipo de reacción y a veces me apetece jugar y entro al trapo…. Y otras, me apetece ver como alguien se posiciona y mete la pata, sacando lo que realmente quiere. 

Creo que en ese momento es cuando mi instinto cambia… noto perfectamente como algo se contrae y creo que cambia hasta mi postura corporal.

No voy a negar que también disfruto de esos momentos. ¿Será una parte caníbal que tengo?

Disfrutar, entiéndase, desde el sentido de ver como alguien cae en su propia trampa con el juego con el que trataba ganarme…. No en el de que creen que soy tonta y van a poder jugar conmigo.


Así que… ¿seguimos jugando?.

0 comentarios:

Publicar un comentario