21 ene 2024

"Señoros" Dominantes.

 

Me voy a meter en un jardín:

Si eres un tipo de esos que se consideran de “la vieja escuela” y crees que tu ego puede resultar dañado, mejor no sigas leyendo.

Hace días leí un tweet de Mistress Paula en el que hablaba de esas personas que aluden a la cantidad de años que llevan en el BDSM para tratar de imponer ciertas ideas o gustos particulares como normas inamovibles del BDSM.

Por desgracia es un clásico, actitudes que se repiten constantemente y en un sector muy concreto:

Hombres, dominantes y de cierta edad.

Cuando empecé, hace 20 años (Y sí, aclaro los años que ya llevo en esto, aunque es lo de menos, porque la condescendencia es la misma) ya había quienes aludían a su amplia experiencia, y su interés gratuito en que fueras “mejor Dómina” (siendo su sumisa), para llevarte al camino que a ellos les interesaba:

Usarte.

Daba igual que tu rol fuera el mismo que el suyo, eras joven, inexperta y como no, ellos podían enseñarte y tú tonta por no saber apreciarlo.

20 años después, pocas cosas han cambiado. Me encuentro con Amos experimentados que me siguen mirando por encima del hombro y creen que pueden llevarme al otro lado. Lo que yo quiera, evidentemente, es lo menos importante.

No solo lo creen, también lo intentan, a veces con un gusto bastante dudoso para llevar tanto tiempo y en el que han olvidado que el respeto, es una de las principales “normas” del BDSM.

Vamos, que da igual el tiempo que puedas llevar, la experiencia que puedas tener, tus gustos, la conclusión siempre es la misma:

Nunca te verán a su altura.

Y es que, tristemente, lo que hay detrás de estas personas es un ego descomunal, que no les permite aceptar que la realidad es diferente. Que como en todo, hay una evolución y que en el BDSM tampoco se van a aguantar cosas que antes se aguantaban.

No, sé que no gusta decirlo, pero la realidad es que hay mucho machismo detrás de estos perfiles.


 

No hace mucho conocí a alguien así en un evento al que acudí:

Dominante de amplia trayectoria, del que nunca había oído ni leído nada hasta que me interesé por el evento.

La curiosidad a veces es poco sana y a mí me gusta saber con quién me relaciono, aunque vaya a ser mínimamente.

Una sencilla búsqueda y el típico perfil masculino, salvo por unos textos de horrible gusto (Voy a pensar que aquí las preferencias de cada uno mandan).

No sabría decir que parte de ese perfil no me desagradó, pero mis dudas no tardaron en surgir.

Y menos en ser confirmadas. Desde el primer minuto ya se notan ciertas actitudes y como la experiencia, a veces, sí que sirve para algo, me vi marcando distancia antes de lo que pensaba.

Vamos a obviar las dotes del caballero, porque, aunque podrían ser divertidas, tampoco es necesario ridiculizar a nadie, por mucho que sobrasen los argumentos y razones.

Después de que terminara la parte principal del acto, hubo tiempo de charla entre los asistentes, de esas distendidas y llenas de anécdotas.

Conté yo esta que os mencionaba más arriba, Dominantes masculinos que intentan someterme desde tiempos inmemoriales…

Mi contertulio más directo se reía con aquella triste realidad, pero no demasiado lejos aquel otro caballero con amplia experiencia me recorría con la mirada y mostrando en su cara el mismo paternalismo y condescendencia del que yo me quejaba.

Tuvo a bien no participar en el debate, no sé si por no tener nada que aportar o por cierto miedo a que pudieran callarle la boca.

Fue una lástima que no lo hiciera.

Días después tuvo otro desafortunado momento en el que se retrató solo.

Dejándose llevar por ese ego, que le impide ver que las mujeres no necesitamos a ningún hombre detrás, tengamos el rol que tengamos y que somos capaces de tomar nuestras propias decisiones sin necesidad de que nadie “nos cambie”. Hasta podemos asumir errores, en caso de que sucedan.

Los comentarios que hacemos nos retratan más de lo que nos imaginamos.

 

Es triste. Realmente detrás de estas personas puede haber mucho y muy bueno que aportar, pero por no querer evolucionar y adaptarse terminan siendo vistos como mamarrachos que solo lloran porque no tienen un mercado donde comprar, o un campo en el que cazar.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

No, y tampoco en el BDSM.



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