13 abr 2022

Benditos azotes.

Segunda Parte.

A veces me pregunto cuánto tiempo sería capaz de aguantar esperando. Pero reconozco que siempre me pueden mis ganas de usarle y no tardo en volver a ponerme detrás de él.

Cojo el flogger que no se ha movido ni un milímetro de su espalda y comienzo a acariciarle con sus colas. Un poquito de relax antes de retomar la tormenta.

Pero no me resulta suficiente.

Necesito hacerle recuperar el aliento, doy la vuelta a la cama y me pongo delante. Espero que con mi mirada llegue a comprender lo feliz y lo orgullosa que me hace sentir. Pero por si no es suficiente, busco sus labios para fundirme en un largo beso… O quizás son más de uno.

Por un momento no hay nada más. Sigue siendo mío, ofrecido y dispuesto. Da igual lo que podamos estar haciendo, hay cosas que simplemente se sienten.

Vuelvo a mi posición inicial. Cojo el bote de lubricante y me pongo los guantes.

Dejo caer un chorro entre sus nalgas y lo extiendo con los dedos. Me tomo mi tiempo en hacer bien mi trabajo mientras me divierto pensando lo que debe pasar por su cabeza.

¿Habría creído que se iba a librar de probar mi nuevo juguete?


 

Ni de coña.

Lo sujeto con mi mano y lo deslizo por su trasero. Lo empujo lo suficiente para que sienta la presión pero sin llegar a entrar.

Una danza un tanto particular donde una placentera tortura se manifiesta de otra manera. Me gusta jugar con él, con sus ganas y con las mías, seguir retrasando algo que nos apetece tanto.

Me tomo mi tiempo, no hay prisa… Un placer extraño que también nos alimenta.

Aprieto las yemas de mis dedos en sus nalgas y las separo. Coloco mi brillante dildo y empiezo a empujar suavemente.

Entra muy lentamente, abriendo un camino que lo recibe con algún esfuerzo pero sin oponerse. Movimientos acompasados que retroceden para volver a traspasar un poco más.

Así hasta que veo que está del todo dentro. Mi sumiso nunca me defrauda.

Acaricio sus nalgas y se lo hago saber. Noto en su respiración cierto alivio por haberlo conseguido y él trata de decirme algo…

No le doy tiempo, me retiro lo justo para observar el principio del dildo que rápidamente vuelve a perderse en lo más profundo… Así una y otra vez.

Por fin consigue verbalizar algo, no es una frase, ni siquiera una palabra… Solo alcanza a gemir cada ver que nota mis caderas chocar con sus nalgas en una coreografía que no parece tener fin.

**** FIN ****

Gracias a mi querido el_siervo[AI] por la inspiración necesaria para escribir este relato, que pronto haremos realidad.

 

0 comentarios:

Publicar un comentario