21 abr 2021

La Corbata Roja

- Hoy llevé corbata roja

- ¿Y me has privado de verte?

- Lo pensé... Pero pensé que ya la tenía muy vista.

 

Con que poco se puede pasar de una conversación más o menos normal a una mucho más encendida de lo habitual.

O quizás no tanto, ya que nuestras últimas charlas no dejan lugar a dudas de lo que nos apetece, cuanto y como.

Es hora de dormir. Pero mi mente vuela a esa próxima vez:


Suena el timbre del portal. Abro sin preguntar, tengo claro que eres tú (Algún día me llevaré un susto).

Reviso el mueble que hay en la entrada. Todo está preparado. Me miro en el espejo y agradezco que solo un par de velas iluminen ese pasillo y no pueda ver como me sonrojo... Tengo tantas ganas.

Abro un poco más la camisa que llevo y ajusto el dildo de mi strap.

Ahora es el timbre de la puerta el que suena.

Cojo aire. Abro más rápido de lo que quizás debería, pero no estoy dispuesta a perder un minuto.

Y ahí estáis:


Tú, tu sonrisa y la corbata roja.


Esa que aunque pueda ver muchas veces no me canso de hacerlo.

Te doy la mano y entras. No nos movemos de la entrada. Sé que no has mirado directamente, pero sabes lo que llevo puesto.

Me separo lo justo e inspecciono lo que tengo delante.

Sonrío antes de arrinconarte en esa primera esquina que nos espera cada vez que estamos juntos.

Estoy hambrienta de ti, y me permites devorarte mientras disfrutas de ese ataque brevemente intenso.


¿Has hecho los deberes?

Si, Mi Dueña


Llevo mis manos a tu cinturón. Lo desabrocho todo lo lentamente que puedo, intentando controlar mis ganas y alargando yo misma una situación que necesito.

Mi boca vuelve a devorar la tuya.

Bajo tus pantalones y tus calzoncillos hasta los tobillos, me separo y cojo los guantes de látex que había dejado preparados en el mueble.

Observas mientras me los pongo, y como lubrico mis dedos...


Date la vuelta.


Sin decir nada más, tengo tu trasero en pompa, preparado para que pueda abrirlo.

Subo la americana y la camisa que aún llevas puesta, aunque pronto dejará de preocuparme como puedan acabar...

Mis dedos empiezan a juguetear mientras tu respiración se acelera. No tardan en estar dentro.

Parece que las ganas facilitan mi trabajo.


Por favor, Mi Dueña.

¿Ya, verdad?

Si. Por favor.


Has inclinado lo justo la cabeza para poder mirarnos. Súplica y vicio a partes iguales.

Coloco la punta del dildo, que se desliza lentamente dentro de ti.

Gimes.

Me muevo despacio. Entrando y saliendo con suavidad.


Por favor ...


El calor acumulado me invade. Me agarro a tus caderas y aprieto olvidándome de todos los miramientos y cuidados que he tenido hasta ahora.

Un gemido mucho más profundo sale de tu interior, uno que se enlaza al siguiente mientras yo no detengo un ritmo frenético del que no pienso cansarme.

Jadeamos casi al unísono.

Estiro la mano y tiro de la corbata. Tu corbata roja.

Vuelves la cabeza hacía mi, nos miramos, el mundo parece pararse... creo que pocas veces nos sentiremos así de unidos.


No voy a parar hasta que manches la puerta...

No lo haga, por favor.


******


Y ahora respóndeme:

¿De verdad crees que la tengo muy vista?

 



 






0 comentarios:

Publicar un comentario