Hace un rato leía un tweet (Estos días de encierro dan para
leer mucho twitter) de alguien que decía que ya hacía tiempo que no debatía sobre
BDSM y enseguida le respondí que a mí me pasaba igual.
Pero esto no es del todo cierto, más bien hay sitios donde
no me siento cómoda haciéndolo.
Aquí por ejemplo, siempre que escribo abro en
cierto modo un debate, que algunas veces tiene respuesta y otras no. Expreso mi
opinión y cualquiera que quiera puede hacer lo mismo (por mucho que duden
algunos). Sí que es cierto, que normalmente el debate se lleva a cabo en conversaciones
más privadas que en comentarios.
También puedo debatir en un mini grupo de telegram, que
surgió no hace demasiado y donde las personas que estamos, con opiniones no
siempre coincidentes exponemos nuestros razonamientos y nuestras maneras de
verlo.
Y en mi sala de chat, aunque no tanto como me gustaría en más
de una ocasión lo hemos hecho, dejándonos a todos gran sabor de boca.
Entonces, la respuesta adecuada a ese tweet sería:
Depende del sitio.
Y depende porque ya hace tiempo que llegué a la conclusión de
que en muchos lugares, la libertad de estar detrás de un teclado hace que
muchos olviden algo que es básico a la hora de debatir, el respeto.
Como casi todo en la vida, no puede haber una única opinión,
todos tenemos la nuestra, que incluso en ocasiones es la misma que la del
contrario pero por nuestra manera de expresarnos puede sonar diferente, y hay
que ser conscientes, y mucho, que por escrito es difícil dar ciertos matices y
tonos a lo que queremos explicar.
En twitter, resulta muy complicado exponer ideas con un número
limitado de caracteres. Si que puedes enlazar un tweet con otro, pero como más
de uno se meta en la “conversación” termina siendo un lio, te pierdes
respuestas y muchas veces hay cierta “aceleración interna” que te hace escribir
rápido sin pararte a dar una vuelta a lo que estas escribiendo.
Pero, lo más importante es cuando entran las “manías
personales”. Se nota rápido cuando en un hilo entran en debate personas que no
se soportan. Lanzando puyas y puñales que para lo único que sirven es para
quitar cualquier valor al mensaje que puedan estar transmitiendo.
Y es una pena, porque en el fondo, con un simple (no tan
simple, ya lo sé) ejercicio de respeto y calma se podría llegar a entender y
aprender del mensaje que transmite la otra persona desde su punto de vista o
manera de vivir y sentir esto.
Muchas veces hablamos de libertad, pero somos los primeros
que se la negamos a quienes creemos que no actúan o piensan como nosotros.
La suerte que tengo en twitter, es que más o menos sigo a
quien me apetece y me aporta (aun así bastante a menudo hago alguna limpieza) y
normalmente suele haber bastante buen rollo y sus opiniones son respetuosas y
con grandes matices para aprender.
Aun así, mas de una vez (Y mira que me entero poco de las
movidas, para las risas de mis compañeras de telegram) veo alguno de estos
hilos tan poco afortunados que no me aportan nada más que mal rollo y dejo de
leer por no ver ciertos enfrentamientos, perdiéndome todo lo demás interesante
que pudiera haber.
En otros sitios, ya es que ni lo intento. Antes estaba en
grupos abiertos para debatir, pero de la misma manera que en twitter lo único que
primaba era ese egocentrismo cybernetico que tampoco aporta nada. Así que ya
sólo leo cuando veo que alguna de las personas a las que sigo, comenta o señala
algún escrito. Y me conformo con leer, no entro ni a comentar.
Pero la verdad, es que si que echo de menos esos debates de
horas o de hilos interminables donde se conseguía aportar algo, por nimio que
fuera, en cada aporte.
También esas charlas fuera del chat, delante de una taza de café
que siempre se quedaba fría, compartiendo grandes ratos y conversaciones que te
dejaban con la sensación de que sabías un poquito más, de este mundo en el que
nunca dejamos de aprender.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No lo creo, sólo lo eran las maneras en las que nos comunicábamos.
0 comentarios:
Publicar un comentario