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Últimamente escribo casi todas mis entradas a contrarreloj, y suelen ser estas de los domingos las que me llevan más tiempo. Pero, por ahora, aquí sigo.

Y como casi cualquier cosa, escribir un blog supone bastante esfuerzo. Ahora mientras escribo estaría mucho mejor en mi terraza al sol, y tomando algo fresquito. 

Y de esfuerzo cibernético es de lo que me toca hablar hoy.

No hace mucho, mi pareja me enseñó a ver el control de visitas real del blog. Más allá de los gadgets que puedo tener por aquí instalados, blogger ofrece un control más real donde se pueden ver las estadísticas de una manera más concreta.

Oye… y no están nada mal. Realmente no esperaba que tanta gente me leyera!!

Y a raíz de darme cuenta de las lecturas por entrada, también me di cuenta de la baja cantidad de comentarios. 

No creo que nadie entre a leerme por amor al arte, ni que sea un castigo de ninguna Ama cruel… Así que presupongo que algún@s de los que os pasáis por aquí hacéis porque os gusta lo que encontráis. 

Entráis, leéis pero no comentáis.

Y, sin embargo, es habitual que fuera del blog hable de las entradas que escribo. En las diferentes redes donde estoy, es raro que cuando escribo algo, no haya un rato de conversación directo sobre mis líneas. 

Y como soy de naturaleza curiosa, pregunto a que se debe. 

Si hablo con alguien en redes mas privadas, es evidente que hay algún “interés” mutuo. Así que parto de la base de que algo “queremos”… otra cosa es que llegue a haberlo o no (ya sabéis).

Me encuentro con diferentes respuestas, las más comunes:

Vergüenza:

Hay quien dice que cree no tener nada que aportar y que le da vergüenza dejar un comentario “público” y que los demás le lean.

Eso quiere decir, que le preocupa más lo que puedan opinar personas que no sabe ni si le van a leer, que lo que yo pueda opinar… porque a mi sí que me lo transmite.

Falta de tiempo:

La más habitual. 

No sé, llamadme tiquismiquis… pero si tienes un ratín para entrar a leer un blog y otro para comentarlo conmigo, estoy casi segura de que también lo tienes para dejar un comentario. 

Así que si no lo haces, básicamente no es por falta de tiempo… es por vagancia y porque te resulta mucho más sencillo hacerlo directamente en mi skype, twitter, etc.

Después hay otra serie de excusas más tontas, no sabía que se podía comentar, no tengo “usuario” para hacerlo.

Vamos, que ni te has molestado en intentarlo.

 Y si, principalmente mi blog es algo que yo escribo por y para mí, porque me gusta hacerlo, pero como he dicho al principio, también me supone mi esfuerzo y mi pérdida de tiempo…

Pero, también es una herramienta muy útil para aquellos que dicen querer algo más… porque con dos dedos de frente, muchas de las cosas que escribo sirven para saber lo que me gusta más o menos y como me gusta.

Y eso de alguna manera os acerca.

Tengo claro que esto no es algo tan dinámico como puede ser twitter, facebook o instagram pero tampoco es tan difícil de usar (si lo he conseguido yo…).

Así que de alguna manera, la falta de respuesta directa de algunas personas lo veo más como desgana y falta de interés que de otra cosa.

Voy a acordarme por aquí de cierto madrileño (Cuando hablemos por teléfono te pones ñoño si quieres) con el que estuve varios años, que no solo se leyó todas las entradas que había anteriormente si no que también las comentó, por aquello de saber hacer bien las cosas.

Al final este tipo de espacios se retroalimenta, yo escribo y vosotros que me leéis también podéis opinar, dando a si pie a que yo pueda seguir escribiendo y también a otros comentarios de personas que también puedan querer ampliar su opinión y compartir un espacio más dinámico.

Así que si me vais a poner alguna excusa, al menos que sea buena.

Por otro lado, y siendo consciente de que no todo aquel que me lee quiera “tema” conmigo, “uno” porque ya lo tiene y otros por diferentes razones, me gustaría para poder mejorar siempre, que me transmitierais que os lleva a comentar más o menos.

Aun así a todos, gracias por seguir leyéndome.