24 mar 2019

Lagrimas de Entrega


Te haré sufrir… Te haré llorar… Vas a Necesitarme.

No sé cuánto tiempo llevará ya esa frase conmigo, acompañando cada uno de mis perfiles. Bastantes años diría yo. 

Y siempre muchas interpretaciones sobre ella.

A estas alturas, conozco perfectamente el efecto evidente que produce en quienes sin conocerme la pueden leer por primera vez. 

De vez en cuando se da la oportunidad de reflexionar y debatir un poco más sobre ella… y sobre lo que a la larga, supone una relación de entrega para mí.

Al final, en esa frase hay mucho de eso... “entrega”. 

Nos podemos quedar en lo superficial, y no ver más allá o arañar cada una de las letras y comprender que en una relación D/s se producen multitud de momentos diferentes y muchas y diferentes sensaciones en cada uno de esos momentos.

Sensaciones que pueden ir desde lo más fácil, a lo más extremo… Lagrimas de rabia, de orgullo a lágrimas de placer y de entrega.

Sufrimiento por querer algo y no lograrlo, o sufrimiento para conseguirlo y disfrutarlo posteriormente.



… Necesidad…

En una relación D/s bien trabajada, construida con tiempo, con conversaciones, intercambio de conocimientos, encontronazos que también son necesarios… una relación en la que se comparte un día a día no sólo desde el punto bedesemero si no también desde el punto más personal y normal, ese de trabajo, familia, ganas y desganas , cansancio, ilusiones, expectativas…  En una relación así se crea un vínculo muy especial, de unión y confianza. 

Uno de mis mejores momentos del día es cuando recibo ese mensaje por la mañana de “buenos días”. 
Puede parecer una tontería pero detrás de eso hay alguien que nada mas despertarse se acuerda de ti, y se toma la molestia de dedicarte un instante en el comienzo de su día, en ese comienzo que nos suele dar pereza a todos hay alguien que de alguna manera te considera “su prioridad” y saca esos segundos para ti. 

Eso, que realmente es una tontería me llena terriblemente de orgullo cuando viene de quien viene.

Y cosas, pequeñas,  como esas, crean necesidad. Necesitamos todo lo que disfrutamos. 

Abrir el skype y que una ventanita se abra para decirte, “te echaba de menos”, o por cuando por cosas del día a día parece que sacar un instante para hablar resulta casi imposible y consigues hacerlo sin prisas, disfrutando de la charla aunque no necesariamente sea una charla bedesemera y te suelten un “como necesitaba este rato a tu lado…” 

Esas cosas, esos momentos son los que realmente crean esa necesidad.

No voy a negar, que también necesito (Y desde el otro lado se necesitan) momentos con esa otra intensidad, mas de piel con piel o de conversaciones más directas en las que la mente vuela. Va directa a momentos concretos con situaciones ya vividas o imaginan otras que la mente (y el cuerpo) se muere por vivir.

Ese calor que te enciende, te estremece y te hace necesitar,… desear… volver a estar cerca de esa persona con la que disfrutas y te dejas llevar.

Necesidad de sacar ese lado que no sacas con cualquiera, y te hace llegar a un estado en el que sólo hay eso y el resto del mundo parece muy lejano.


Me encanta hacer sufrir, Me encanta hacer llorar…
Pero sobre todo, me encanta que me necesiten (Y necesitar).

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