14 may 2023

No Tan Buenas.

Qué difícil se me hace escribir algunos post, cuando yo siento que no puedo tener más suerte, aunque, soy consciente de que no siempre es así.

Lamentablemente es muy frecuente leer a mujeres quejándose de las formas que muchas veces tenemos que aguantar por parte del género contrario. Yo misma lo he hecho con frecuencia en este blog, y es probable que siga haciéndolo.

Es una gran manera de visualizar una realidad que está a la orden del día.

Pero, no es la única.

Y empiezo a pensar que hay temas que se silencian más (Y creo que me voy a meter en un buen jardín), simplemente porque son ellos quienes lo sufren.

Que todos los roles pueden hacer burradas, lo tenemos claro. Que lo que se visibiliza suele ser de uno a otro (probablemente porque la estadística sea mayor) también.

¿Por qué no se expone también lo otro?

Creo que por varios factores. Pero, vamos a empezar por los cimientos.

Conocer a alguien es muy complicado. Sí, tenemos miles de aplicaciones, páginas, chats, redes sociales… Y sigue siendo difícil.

Quizás puede parecer que con un mundo que cada vez se expone de una manera más abierta, las posibilidades se multiplican, pero si el mercado es más grande “es más complicado hacer la compra”.

Encontrar una persona con la que surja una afinidad o un interés mínimo no es tan sencillo como pudiera parecer. Así que cuando se da, es complicado no ilusionarse mínimamente. Y esto no entiende de género ni de roles.

Que sí, que deberíamos aplicar la prudencia como máxima, pero estamos en esto por algo, y el cuerpo y la mente tienen ganas. Así que por mucho que intentemos reprimirnos, también nos dejamos llevar.

Y dejarse llevar, a veces implica bajar la guardia.

Es tanta la ilusión que tenemos por sentir que algo podría ser de verdad, que pasamos por alto señales que en otros casos serían banderas rojas.

E insisto de nuevo, nos pasa a todos.

No voy a repetir que las mujeres aguantamos carros y carretas, ya lo sabemos, pero ¿ellos?

Tampoco se libran de las malas prácticas. Y no, no vamos a hablar de nuevo de las mal llamadas “findom”, aprovechadas que no se interesan por la persona, solo por la billetera. Vamos a hacerlo de esas que sin pedir dinero, son capaces de hacer mucho daño y jugar, de una manera despreciable, con quien se encuentran en su camino.

No hace mucho, alguien con quien converso habitualmente me comentaba que había conocido a una Domina. Se le veía ilusionado, incluso siendo consciente de que había ciertas dificultades.

No seré yo quien diga que con un poco de interés una relación que puede parecer imposible no pueda llegar a ser real y muy satisfactoria.

Me alegré. Que alguien que conoces aunque sea poco, este con ganas es motivo para hacerlo. Pero poco tardó en comentarme que estaba viendo cosas que ya no le encajaban. Ni a él, ni a nadie con dos dedos de frente.

Hoy por hoy, que vivimos con la tecnología pegada a las manos, desaparecer sin dar señales de vida durante días, no tienen justificación. Siempre se pueden sacar unos segundos para avisar a esa persona, por la que supuestamente también tienes interés, de que por las razones que sean tendrás que estar un poco desconectado.

Hacerlo simplemente porque eres la parte Dominante y no tienes que dar explicaciones, no es real, es de ser mala persona.

Si un rol no puede hacerlo, otro tampoco. NADA lo justifica.

Y sí, claro que todos tenemos vida. Unas veces está al corriente, como en mi caso, de que practico BDSM y en otros casos no, pero no es este el debate. Sea como sea, cuando te metes en algo, o eres muy claro y expones desde el comienzo cuál es tu situación, o luego usarla para poner excusas estúpidas no responde a la realidad, sino al egoísmo propio.

No se puede querer a un sumiso “para cuando te venga bien”. Estar con una persona exige tener unas responsabilidades y sobre todo una conciencia de que por mucho que estén para que los “usemos” no lo es de una manera gratuita.

Pedir sin dar, no es propio de buenos dominantes, lo es de egoístas.

Y es que hay límites que nunca se pueden traspasar, y no hablo de prácticas. Lo hago de cosas referentes a las personas que son intocables.

Creo que todos ya sabemos distinguir bien varias banderas rojas.

 


 

¿Tenemos claro esta parte, verdad?

Vamos a por la siguiente.

¿Por qué no solemos leer a sumisos quejándose de lo que sufren?

La respuesta diría que es sencilla:

No está bien visto. Se les jodería el mercado.

¿Has visto a fulanito hablando de lo que le hizo pascualita?

Puertas cerradas. Y si como hemos hablado, abrirlas es difícil, exponerse lo es aún más.

Ellos no pueden quejarse, les convierte en “malos sumisos” automáticamente.

Es tremendamente injusto, porque no solo tienen que vivir su “drama” en soledad, sino porque lo que implica hacerlo, va minando también sus ganas de seguir desarrollando su rol.

Por suerte, esto también va cambiando. Al menos, yo cada vez veo más (en twitter sobre todo) a sumisos hablando y compartiendo sus experiencias, y no solo las buenas.

He admirado a cada una de las personas con las que he compartido una relación D/s. Las he apreciado y nunca hubiese hecho nada que les hubiera provocado sufrimiento, al menos de una manera voluntaria.

Para mí, lo más importante es que se sintieran cómodos y protegidos y he puesto todo mi empeño, a veces incluso perjudicándome a mí misma.

Sé que un gran porcentaje de mis lectores, son hombres. A muchos incluso les sorprende que una Domina pueda ser educada y tratarles con respeto, como a iguales. Pero es que sinceramente es lo que pienso y siento.

Así que no permitáis que nadie use vuestro rol para haceros de menos. No tenéis ninguna obligación de aguantar algo que no os haga sentir bien.

La responsabilidad es por ambas partes. No solo de una.

Y si alguien os dice lo contrario, haced caso a Gandalf:

“Corred Insensatos”.

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