Aunque sigo sin saber bien en qué orden publicaré los post que estoy escribiendo, sí que tengo la necesidad de plasmar lo que voy sintiendo.
Puede que sea a modo de recordatorio, por si alguna vez hay más sombras que luces, poder revivir estas sensaciones de las que tanto disfruto.
Hoy es "el día de después". Ayer tuve mi primera sesión al reincorporarme de mi parón bedesemero.
Me encontraba a la expectativa. Cierto miedo a arrepentirme y que aparecieran dudas. No saber si habría hecho lo correcto o si me estaba probando a mí misma.
Ahora puedo afirmar que hay algo de las dos cosas. Hice lo que me apetecía y me ponía a prueba. Un bofetón de realidad que necesitaba auto propinarme.
Estoy convencida de que muchos no entenderéis lo que en el fondo esconden mis palabras, pero sé que el mensaje llegará a quien tiene que hacerlo y sabrá comprender. Y me lo aplico a mí misma, que es lo único importante.
Dicho esto y aclarando por qué estáis leyendo este post, voy a lo que quería reflejar:
Durante el tiempo que he me he apartado del BDSM, he podido echar de menos muchas cosas. No hay un botón de "off" que apague tus necesidades y gustos. Siguen ahí, a veces aletargados y otras pareciendo que quieren invadirte.
Pero sí que he llegado a olvidar muchas sensaciones. Quizás esa parte más mental que genera todo esto y que, al final, es lo que más disfruto.
Hoy, en ese "después de", regresan a mi cabeza multitud de instantes que ocurrieron ayer. Sin duda, muchos de ellos son los menos “activos”, pero que dejan huella.
Un simple gesto o un comentario que ahora, al pasarse por mi cabeza, hacen que en mi cara aparezca una sonrisa de satisfacción y de, en cierto modo, gratitud.
Y esto es lo que más me puede llenar y reconciliarme conmigo misma. Esta “adicción” a todo lo positivo que genera una relación de este tipo.
Hacerme ver cuánto echaba de menos estas cosas y todas las que sé que están por llegar.
Querer seguir caminando.
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