25 oct 2020

¿Hablamos de rupturas?

Una que tiende a hablar siempre de la parte bonita y positiva de la D/s, no puede negar que no exista una menos bonita.

No voy a hablar de negativa, porque realmente creo que cualquier cosa de la que podamos aprender siempre nos puede aportar algo positivo, al menos si queremos encontrarlo.

En estos días en los que ha habido algún reencuentro poco esperado con alguien con el que durante un tiempo tuve una relación D/s, he podido comprobar de nuevo lo afortunada que soy.

(Ya últimamente lo digo demasiado, pero no puedo evitar sentirlo así).

Realmente lo creo, porque en general las personas con las que he compartido esta faceta de mi vida siguen estando ahí. Algunas con más presencia que otras o de una manera más intensa, pero ahí.

En este caso, la necesidad vino dada por un tema personal y no os voy a negar que fue un gustazo escribir un mensaje y recibir un “Lo que necesites”.

Y mucho mas, comprobar que hay intensidades que no se pierden aunque haya años de “separación”.

En mi blog no suelo hablar de “rupturas”. Normalmente intento transmitir cosas positivas y más cuando se trata de las personas que me importan. Pero no todo es siempre tan idílico.

Ya llevo unos cuantos años disfrutando de la D/s. Años en los que varios sumisos han estado a mi lado.

No soy muy de hacer porcentajes, pero si tuviera que hacer uno podría decir que el 98% de mis relaciones han acabado de una manera bastante cordial. Como decía más arriba, mantengo contacto con todos ellos, salvo con uno.

Con todo esto, claro que ha habido finales (incluso uno con un inesperado reencuentro). Finales que me han hecho pasarlo mal, y tener periodos complicados en los que replantearme las cosas.

Nadie dijo que finalizar una relación fuera sencillo, fuese por la razón que fuera. En estas uniones (al menos en las mías), se intercambian muchas más cosas que “vicio y pasión”. Se crean vínculos muy cercanos.

Aunque a veces estos vínculos sean fuertes, hay cosas que fallan o momentos en los que hay que decidir seguir por un camino que nos separa de la otra persona.

Separarse de alguien con el que tienes una relación tan especial es muy difícil. Los miedos pueden entrar en juego. Miedo a haberlo hecho mal, miedo a no estar tomando la decisión adecuada, miedo a perder todo lo que de alguna manera se ha construido.

Y un miedo mas, que aunque no queramos se nos pasa por la cabeza:

Miedo a no encontrar algo igual de bueno. Entendedme, no comparo relaciones, cada una es única, pero crear una complicidad tan especial no es algo que resulte sencillo y a veces dudamos de si volveremos a sentir algo tan mágico. (Por suerte, puedo decir que sí).

 


Si tuviera que describir lo que he sentido cuando se ha terminado una de mis relaciones sería vacio. Algo muy parecido (salvando todas las distancias) a cuando pierdes a un ser querido. Una sensación de estar herido, de dolor intenso y preocupación. Algo muy visceral.

Te rompes un poco.

Y yo, que como decía antes soy afortunada y casi siempre cuando ha ocurrido ha sido con cordialidad, respeto y cariño, no puedo imaginarme lo que se podría sentir cuando una ruptura se da por un mal rollo u otra situación más complicada.

Por mucho que se idealicen (o eso creen algunos, yo no lo tengo nada claro) las relaciones D/s, no dejamos de ser personas, con nuestros días mejores y peores y con toda una realidad diaria que nos acompaña aunque tratemos de dejarla fuera.

Personas que tratamos de actuar de la manera más correcta, pero que no podemos evitar equivocarnos y en ocasiones hacer un daño no deseado.

Quedándome con el principio del post siempre he intentado aprender, incluso de estas partes menos agradables, y creo que ser consciente de todo lo que hemos podido vivir a lado de alguien, todo lo que hemos crecido junto a esa persona, todo lo que hemos podido disfrutar… es algo que merece la pena recordar a la hora de ponerle fin a esa relación, y probablemente tenga mucho que ver con el trato posterior que podamos tener con ella.

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