18 mar 2020

Desayunos


Me despierto y me giro.

Te veo dormir plácidamente a pesar de lo incomodo de hacerlo con las manos atadas, casi pegadas al cuello. Respiras tranquilamente, cómodo y satisfecho…

Te mueves un poco, y siento el calor que aun desprenden tus nalgas pegado a mi piel. 

Hay ocasiones en las que lo que hacemos es tan intenso que ese calor, y el que se nos queda dentro tarda en apagarse.

Deslizo mi mano y acaricio tu trasero con mis dedos. 

No tardas nada en reaccionar. Parece que tu cuerpo sabe que quiero usarlo de nuevo y responde rápido. Te giras hacia mí y ya tienes los ojos muy abiertos. 

Sonríes y acercas tu boca a la mía. 

Una de mis manos va directa a uno de tus pezones, lo pellizco poco a poco, subiendo la intensidad hasta que siento un gemido saliendo de tus labios. 

Todos mis sentidos empiezan a despertarse. Ya necesito más.

Me incorporo de la cama y te pido que te coloques boca abajo. Alcanzo una palmeta que se había quedado en la mesilla de noche y me siento sobre tus piernas. 

Araño tus nalgas, no tardan en tensarse… aun están muy sensibles. 

Comienzo a azotarlas suavemente. El ruido que hace la palmeta contra tu piel resuena entre tus primeros gemidos. No tardo en acelerar el ritmo e incrementar la fuerza. Siento tu cuerpo retorcerse entre mis piernas. 

Me detengo y acaricio tu espalda. Tus nalgas arden tanto que no tengo que tocarlas para sentir su calor. Giras la cabeza, me miras y sonríes. Sé que puedo seguir usándote.

Dejo la palmeta y empiezo a usar mi mano. El calor que desprendes me enciende aun más, y rápidamente perdemos la cuenta que nunca hemos llevado. Nunca parecen suficientes. 

Vuelvo a detenerme, me incorporo un poco hacia delante y disfruto de ese calor tan especial. El frio de mi piel relaja la tuya. 



Me siento a tu lado, te ayudo a darte la vuelta. Suelto tus manos de tu collar para atarlas al cabecero de la cama. 

Meto mis dedos en tu boca y siento tu lengua recorrerlos. No puedo dejar de mirarte. 

Me levanto de la cama…

  • -          ¿Quieres algo?

Sonríes… Cojo el strap que también se había quedado por medio unas horas antes. Tus ojos se abren… 

  • -          ¿Esto? Pregunto mientras empiezo a colocármelo.

  • -          Sí, Mi Dueña. 

Termino de ajustármelo. Las correas están en su sitio… Busco el bote de lubricante. 

Me acerco a la cama de nuevo y llevo mis dedos a tus labios, noto como suspiras necesitado.

Sonreímos. Ambos tenemos muchas ganas de nuevo. Tu respiración se acelera… 

Hay cosas que disfrutamos tanto…. 

Me separo, te observo a cierta distancia: 

  • -          Es hora de desayunar…. creo que me voy a tomar un café.








4 comentarios:

unknown dijo...

que morbosa eres, es excitante leerte

Kisrol dijo...

Morí...de imaginar la ansiedad y la necesidad

AMA ISTHAR dijo...

Si lo que te parece encontrar en mis textos es "morbo"... creo que deberías leerlo con otra actitud ;) .

Un saludo.

AMA ISTHAR dijo...

Kisrol... No te mueras, disfrútalo! Que para eso escribo (o lo intento).

Gracias por comentar.

Publicar un comentario