… ¿Era esto lo que estabas esperando, verdad?
Le dije mientras empezaba a lubricar la punta de mis dedos
enfundados en un guante de látex.
Ese sonido que hace la goma al ajustarse en mi muñeca,
siempre crea una magia especial en el ambiente.
Aquel nuevo strap fue lo primero que le llamó la atención un
rato antes cuando había llegado. De todos los juguetes que había en la mesa parecía
ser el que más destacaba. No podía evitar que su mirada se fuera a el, una y
otra vez. Deseando un momento que quizás no llegaría si seguía demostrando sus
ganas.
Los minutos pueden hacerse demasiado largos cuando llega el
momento de juntarse después de días de ganas acumuladas.
Y las charlas más agradables parecer un poco vacías cuando
lo que apetece es ese calor que da cierta cercanía.
Después de esa tortura que no necesita de ningún instrumento,
le pedí que cogiera lo que más le apetecía de todo lo que había en aquella
mesa.
Se levantó del sofá y se quedó mirando un breve instante la
mesa donde estaban algunos de los juguetes…
Cualquiera podría suponer que su elección sería la más
obvia. Elegir lo que más le apetecía.
Cogió mi fusta favorita, esa por la que sabe que tengo
una especial predilección se dio la vuelta y arrodillándose (en una perfecta
actitud sumisa) me la ofreció.
Sonreí.
Nos conocíamos demasiado bien como para saber lo que
significaba aquello. Me acerqué lo suficiente como para agarrarle del pelo echándole
la cabeza un poco hacia atrás y abofetearle.
Agarré la argolla de su collar y le levanté. Desabroché sus
pantalones y los bajé a sus tobillos. Cogí la fusta que aun seguía en su mano y
su trasero no tardó en empezar a cambiar de color.
Adoro esos tonos rojizos que cruzan sus nalgas.
En pocos minutos los jadeos de su
boca se aceleraban tanto como mis fustazos. El sonido del cuero en su piel se
mezclaba con sus resoplidos, intentado aguantar siempre un poco más. Su mirada
clavada en la mía, dándome un poco más de ese placer que no cualquiera
entiende.
¿Terminas de quitarte la ropa y hacemos lo que a los dos nos apetece?
No tardó nada en desvestirse.
Dejé la fusta en la mesa y cogí
el strap…
¿Me ayudas a ponérmelo?
Hay sonrisas tan
especiales que no necesitan palabras.
Le di la mano y le lleve a la habitación.
Hay pasillos que parecen más largos de lo que realmente son.
Casi le empuje en la cama y enseguida tenía su
trasero preparado y listo…
4 comentarios:
Ufff, no podrían describirse mejor esos momentos.
librepensamiento ;)
Gracias librepensamiento! Por la visita y sobre todo por comentar!.
Seguro que podrían describirse mejor, o al menos de otra manera.
Me alegra ser capaz de transmitir al menos un poco de lo que yo siento en algunos momentos.
:)
Están muy bien descritos, y realmente transmite, sí.
librepensamiento ;)
Seguiré trabajando en ello (Sin acento guiri ni na)
:)
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