22 sept 2019

El día que obedecí.


Vale, ya sé que habéis alucinado con el título del post y seguro que mas de un@ me ha imaginado de rodillas o atada a una cruz, y no… nada que ver.

Os pongo en situación:

Hace ya algunas semanas en una de esas charlas con Mi sumiso, en las que hablamos de lo divino y de lo humano y sin recordar muy bien cómo surgió el tema, me encontré riéndome cuando me recomendó que probara “horchata a temperatura ambiente”. Ignorante que es una siempre que la había tomado, había sido bien fría.  Además, no valía cualquier marca, tenía que ser una concreta. 

(Lo de ponerme dificultades, siempre se le ha dado bien).

El tema quedó así como una anécdota sin más, que en algún momento dio pie para meterme con sus extraños gustos. 

Pero como todo sucede por algo, en una de esas tardes de compras que no quedan más remedio… allí estaba. Un tetrabrik de horchata, de la marca adecuada mirándome cara a cara. 

Y una sonrisa cruzó mi cara. Cualquiera que observara ese momento debió alucinar. Por suerte mi pareja está curada de espanto, y no se sorprendió cuando saque el móvil de mi bolso para hacerle una foto al elemento en cuestión. 

En cuanto tuve una charla con Mi sumiso, le envié la foto… Pero no, con la foto no bastaba. ¡¡Tenía que haberlo comprado!! El hecho de que ya tuviera en casa (de otra marca) y que me fuera de vacaciones, no servía de excusa (Tarda en caducar… me dijo). 

Y luego dicen que complacer a una Domina es difícil. 

¿Tanta importancia tiene una horchata caliente? No puede ser. Tengo un sumiso muy raro y es hora de asumirlo. 

Días después, volviendo de mis vacaciones. Hacemos una parada en un supermercado de Soria. Y las señales se repiten. Una estantería llena de tetrabriks, “Or Xata”. 

Vale, pillo la indirecta. Y la horchata se viene a Asturias con nosotros.

Y al día siguiente, hora de la merienda:


“Or Xata” versus Isthar.


Echo un poquito en el vaso. Me armo de valor. Mi cabeza me dice que va a ser un error tremendo.
Me lo acerco a la boca y doy un sorbo:

-         -  No puede ser.
-         -  Está bueno. Muy bueno.

Y lo primero que pienso es, verás cómo se pone cuando le dé la razón. Bueno más bien se reirá cuando lea esto, porque no pienso confesar antes.



Y después de esta historia tan peculiar, llegamos a la parte que me interesa:

Crear y compartir.

A menudo, cuando converso con alguien se sorprenden de cierta “cercanía” y a mí me resulta muy curioso.

Con mis sumisos siempre he podido hablar de todo. Incluso no estar de acuerdo y llegar a debatir acaloradamente. Pero para mí, para nosotros, forma parte de algo… sirve para conocerse.

Hay tanto importante en el día a día que no se puede pasar por alto. Cosas que no tienen que ver con la relación D/s, pero si con cómo se encuentra la persona.

Hace un par de días, alguien me decía: 

“Creo que podremos hablar hasta de política”

Y no pude evitar reírme.

No le damos importancia a cosas que parece que pertenecen a otras parcelas, pero las tienen. Al igual que los gustos y las expectativas en una relación D/s, también forman parte de lo necesario para construir algo que servirá para conocer más a la persona y que en algunos casos, irá a más. 

Muchas veces, cuando empiezo a hablar con alguien, lo que recibo de la otra parte es un cuestionario muy básico y aburrido, que no lleva a nada. Si, con eso puedes hacerte una idea de los gustos de la otra persona, pero no la conocerás.

Aunque parezca raro puede haber mucho en un simple vaso de horchata. Hay horas de charla, de compartir risas, conversaciones serias, incluso silencios. 

Hay sonrisas, de esas que te llenan y que sólo salen cuando las provoca la persona adecuada.

Y también hay lugares de esos que no llaman la atención de nadie, pero a ti te cuesta quitar la mirada de ellos, recordando un simple momento. Esquinas que te transportan a sensaciones únicas. 

Tener la oportunidad de crear momentos así, es algo único. Y es una de las mejores partes de este camino.

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