Vale, ya sé que habéis alucinado con el título del post y
seguro que mas de un@ me ha imaginado de rodillas o atada a una cruz, y no…
nada que ver.
Os pongo en situación:
Hace ya algunas semanas en una de esas charlas con Mi
sumiso, en las que hablamos de lo divino y de lo humano y sin recordar muy bien
cómo surgió el tema, me encontré riéndome cuando me recomendó que probara
“horchata a temperatura ambiente”. Ignorante que es una siempre que la había
tomado, había sido bien fría. Además, no
valía cualquier marca, tenía que ser una concreta.
(Lo de ponerme dificultades,
siempre se le ha dado bien).
El tema quedó así como una anécdota sin más, que en algún
momento dio pie para meterme con sus extraños gustos.
Pero como todo sucede por algo, en una de esas tardes de
compras que no quedan más remedio… allí estaba. Un tetrabrik de horchata, de la
marca adecuada mirándome cara a cara.
Y una sonrisa cruzó mi cara. Cualquiera que observara ese
momento debió alucinar. Por suerte mi pareja está curada de espanto, y no se
sorprendió cuando saque el móvil de mi bolso para hacerle una foto al elemento
en cuestión.
En cuanto tuve una charla con Mi sumiso, le envié la foto… Pero
no, con la foto no bastaba. ¡¡Tenía que haberlo comprado!! El hecho de que ya
tuviera en casa (de otra marca) y que me fuera de vacaciones, no servía de
excusa (Tarda en caducar… me dijo).
Y luego dicen que complacer a una Domina es difícil.
¿Tanta importancia tiene una horchata caliente? No puede
ser. Tengo un sumiso muy raro y es hora de asumirlo.
Días después, volviendo de mis vacaciones. Hacemos una
parada en un supermercado de Soria. Y las señales se repiten. Una estantería
llena de tetrabriks, “Or Xata”.
Vale, pillo la indirecta. Y la horchata se viene a Asturias
con nosotros.
Y al día siguiente, hora de la merienda:
“Or Xata” versus Isthar.
Echo un poquito en el vaso. Me armo de valor. Mi cabeza me
dice que va a ser un error tremendo.
Me lo acerco a la boca y doy un sorbo:
- -
No puede ser.
- -
Está bueno. Muy bueno.
Y lo primero que pienso es, verás cómo se pone cuando le dé
la razón. Bueno más bien se reirá cuando lea esto, porque no pienso confesar
antes.
Y después de esta historia tan peculiar, llegamos a la parte
que me interesa:
Crear y compartir.
A menudo, cuando converso con alguien se sorprenden de
cierta “cercanía” y a mí me resulta muy curioso.
Con mis sumisos
siempre he podido hablar de todo. Incluso no estar de acuerdo y llegar a
debatir acaloradamente. Pero para mí, para nosotros, forma parte de algo… sirve
para conocerse.
Hay tanto importante en el día a día que no se puede pasar
por alto. Cosas que no tienen que ver con la relación D/s, pero si con cómo se
encuentra la persona.
Hace un par de días, alguien me decía:
“Creo que podremos hablar hasta de política”
Y no pude evitar reírme.
No le damos importancia a cosas que parece que pertenecen a
otras parcelas, pero las tienen. Al igual que los gustos y las expectativas en
una relación D/s, también forman parte de lo necesario para construir algo que
servirá para conocer más a la persona y que en algunos casos, irá a más.
Muchas veces, cuando empiezo a hablar con alguien, lo que
recibo de la otra parte es un cuestionario muy básico y aburrido, que no lleva
a nada. Si, con eso puedes hacerte una idea de los gustos de la otra persona,
pero no la conocerás.
Aunque parezca raro puede haber mucho en un simple vaso de
horchata. Hay horas de charla, de compartir risas, conversaciones serias,
incluso silencios.
Hay sonrisas, de esas que te llenan y que sólo salen cuando
las provoca la persona adecuada.
Y también hay lugares de esos que no llaman la atención de
nadie, pero a ti te cuesta quitar la mirada de ellos, recordando un simple
momento. Esquinas que te transportan a sensaciones únicas.
Tener la oportunidad de crear momentos así, es algo único. Y
es una de las mejores partes de este camino.
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