GiliSpace.

Hoy, respondiéndole a un correo, le hablaba de ese estado en el que entro con casi cualquier cosa que viene de su parte. Le comentaba una anécdota que me sucedió al poco de leerle.

Y es que cuando le digo que mejora mi mundo, aunque pueda parecer una exageración, es algo totalmente real.

Da igual en que momento me encuentre. Si es uno agradable, me invade una sensación mucho mayor… Y si es uno de esos más serios o de cabreo, consigue que sonría y que relativice en poco tiempo cambiando mi estado de ánimo.

“GiliSpace”.

Si es que la RAE tendría que admitirlo, porque estoy segura de que a más de uno le vendría bien para concretar ciertas sensaciones.

Sea como sea, es un estado estupendo.

A menudo me dicen que tiene mucha suerte de ser mi sumiso. Yo creo que es compartida. Por tenernos, sí, pero también por haber construido algo sólido que ha resistido tantas complicaciones que a veces cuesta creerlo.

Me resulta muy curioso cuando me dicen este tipo de cosas, porque es cierto que nuestra relación es más bien privada. Poco compartimos en público y menos han sido las ocasiones en las que hemos estado con más gente. La mayoría de comentarios vienen dados por lo que directamente puedo decir de él o por lo que comparto aquí en mi blog…

Me sorprende que a través de mis palabras se perciba un poco de todo lo que me hace sentir, porque os aseguro que, aunque escriba cosas bonitas, siempre tengo la sensación de quedarme corta. De no hacerlo correctamente y de no llegar a expresar toda la realidad.

Puedo repetir por activa y por pasiva lo afortunada que me siento por ser su Dueña, que segundos después sentiré que no soy consciente de cuánto.

A pesar de todo, de lo andado para llegar aquí, de las distancias, de los muros, de los silencios… De los momentos menos buenos, en definitiva…

A pesar de todo, la noche que decidió entrar en mi sala de chat lo hizo para cambiarme a muchos niveles, y siempre a mejor.