14 abr 2021

Soñando con ellos.

Tenía tantas ganas de ese encuentro que tardó muy poco en recorrer aquel pasillo que separaba la puerta de entrada de la habitación donde había dejado las cosas preparadas.

Normalmente con él, suelo ser algo más ceremoniosa. Sé cuanto disfruta de esa supuesta tranquilidad que se genera antes de usarle.

Pero en esa ocasión no me apetecía desaprovechar el tiempo. Tenía demasiadas cosas en mente y casi una programación para cada una de ellas.

En cuanto se desnudó le puse el collar alrededor de su cuello. Esa placa azul con su nick y mis iniciales lucían en perfecto contraste con su piel. A veces esos pequeños detalles marcan grandes diferencias.

Una sonrisa breve antes de empujarle hasta el armario, donde levanté sus brazos hacia arriba. Una clara declaración de intenciones que le ponían en situación.

Quizás el sitio no era el que más acompañaba, pero era el que teníamos y no por eso iba a disfrutar menos de todo lo que iba a suceder.

De los juguetes que había desplegado por las diferentes superficies, tomé a Lola. Usarla a ella para comenzar suele ser uno de los mejores rituales.

Su lengüeta acarició suavemente su espalda, mimándole y preparándole para los primeros azotes que sintió sobre su trasero.

Suaves, pero concretos, nada que no pudiese soportar, sin embargo le hicieron entrar en calor.

Llevábamos unos minutos juntos y nuestras miradas ya reflejaban la intensidad de las ganas que ambos teníamos.

Lola siguió haciendo su trabajo hasta que sus nalgas empezaron a tornarse de un bonito color rojo. Ya estaban bastante sensibles, así que cuando las tiras de aquel flogger con el que había sustituido a mi fusta favorita, sus gemidos subieron de tono.

Una melodía muy especial con la que no puedo evitar entrar en un tipo de calor muy húmedo y concreto, y que no me canso de escuchar.

Su respiración cada vez más acelerada me indicaba que su cuerpo necesitaba un primer descanso. Sé que habría seguido allí lo que a mí me hubiera apetecido, pero no me importa detenerme cuando sé que lo esta  por venir aún puede mejorar algo que disfruto mucho.

Le llevé a la cama, y ahí empecé a jugar con sus pezones. Pequeños pellizcos que hicieron que crecieran entre mis dedos lo necesario para poder coger unas pinzas de esas con cadena, que antes de colocarle pasé por la argolla de su collar provocando una leve tensión continua.

Se mordía los labios tratando de reprimir un lamento mezcla de placer y dolor, mientras yo jugueteaba con aquella cadena dando pequeños tironcitos que aumentaban la tensión y la presión.

Me levanté de la cama y fui directa a por una de las velas que se encontraban encendidas en la habitación. Pude ver como cogía aire viendo lo que estaba por venir.

Las primeras gotas de cera blanca colorearon su pecho y su estómago. Con cada una de ellas se movía levemente sin poder impedir que también lo hicieran las pinzas de sus pezones.

Aprovechando aquellos impulsos involuntarios, moví lo justo la mano para que la vela se derramara sobre sus muslos, subiendo despacio a su entrepierna.

Con esas gotas sus movimientos no fueron tan suaves, así que inmovilicé sus piernas entre las mías para poder seguir jugando con la cera a mi antojo.

Como me ocurre al azotar, cuando juego con velas tampoco me aburro con facilidad, así que imagino que los minutos que pasamos así, fueron más en la realidad de lo que mi mente sentía.

De todas formas, en mi cabeza ya tenía pensado el siguiente momento. Derramé las últimas gotas de cera sobre sus pezones y conseguí uno de esos gemidos que salen muy de dentro.

Venga sumiso, ahora voy a darte algo que sé que te gusta.

Le dije mientras apagaba la vela, la dejaba en su sitio y cogía mi strap. 

 

Su mirada se encendía más, según las gomas de aquel juguete se ajustaban en mis muslos e iban situando un dildo que parecía inspirarle.

Subí de nuevo a la cama, colocándome de rodillas al lado de su cabeza, sus ojos miraban los míos esperando una señal que no terminaba de llegar.

Si quieres, puedes metértela en la boca. Te va a hacer falta.

Le dije sonriendo y siendo consciente de que sería lo siguiente que iba a pasar.

No tardó en obedecer y en atrapar la punta de mi strap con sus labios... Casi con la misma rapidez con la que mis dedos se dirigieron a sus pezones para quitarle las pinzas que llevaba desde hacía un buen rato.

Noté su boca presionando aquel dildo, y como un gemido largo e intenso salía por el poco espacio que dejaban sus labios mientras su respiración se aceleraba aún más.

Con la suavidad de las yemas de mis dedos acariciando sus pezones, empezó a relajarse y aquella presión se convirtió en un gran uso de una boca sedienta y necesitada.

¿Vas a querer que lo use dentro de ti?

Lo sacó rápidamente para asentir con una sonrisa.

Tan rápido como yo salté de la cama y busqué la correa de su collar y cambiarla por las pinzas que aún estaban enganchadas en la argolla y tirar de ella para que se pusiese en pie.

Salimos de la habitación, caminamos lentamente los pasos que nos separaban de una puerta que había permanecido cerrada todo aquel rato.

Me coloqué delante de él, sujetando con una mano la correa y con la otra el pomo de la puerta, moviéndolo despacio y retrasando su apertura.

¿Sabes que te adoro, verdad sumiso?

Si Mi Dueña, y yo a ti.

Sonreí profundamente y abrí la puerta de par en par, dejándole ver a mi otro sumiso que esperaba atado a una cadena que unía dos paredes y cuyo trasero permanecía dibujado por las marcas que un bambú había dejado un buen rato atrás...

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