17 nov 2019

14 y 15 Bis


¿Y de que voy a hablar hoy?

Definitivamente este debería  uno de esos post que tendría que haber preparado con mucha antelación, sabiendo que no iba a ser capaz de escribir de lo que realmente me apetece.

En mi mente hay algo que sólo soy capaz de definir como “resaca”, y que por mucho que quiera sé que no voy a poder transmitir por aquí tal y como se merece que lo haga. 

Pero sin duda, sé que hay alguien que hoy espera este post… que en algún momento entrará para leer lo que su Dueña piensa de lo ocurrido “hace unas horas” y aunque sé que no le decepcionará no encontrar lo que espera, permitidme que le deje un mensaje:


“Llevo desde entonces sin poder dejar de sonreír. Ojalá sea ya.”


Seguro que alguien piensa que le dejo recaditos por aquí y no se lo transmito por otros sitios… pero al final, en una relación hay cosas que sólo las dos personas entienden y saben la importancia que pueden tener ciertos “gestos”.

Y es que si hay algo bueno en todo esto, es la capacidad de poder sentir de una manera diferente, de disfrutar como no lo habías hecho hasta ahora (que no quiere decir que no se haya disfrutado…).

Poder sorprenderse con lo que tu sumiso te da, es un regalo mágico que pocos tenemos la suerte de poder entender. Y yo soy doblemente afortunada en eso.

Y aun así, con todo eso que llaman “experiencia” y en los años que he podido compartir momentos más o menos intensos con alguno de mis sumisos… a veces tengo la gran fortuna de vivir situaciones únicas, probablemente impensables en otros momentos y que me llenan de esa sensación que definía como “resaca”.

No puedo evitar que envuelva todo lo que hago, incluso creando situaciones extrañas, en las que oigo nombrar algo de la ciudad de mi sumiso y sonrío como si acabara de tocarme una mazmorra llena de complementos… Al final, todo te termina llevando a un momento en el que has tenido la oportunidad de vivir algo vuestro, algo que no se va a repetir, aunque siempre mejorará. Algo que te deja huella dentro de esa parte especial que tenemos y que nos hace disfrutar de la D/s. 

Algo que a veces solo entienden esas dos personas que lo han vivido y que se mueren de ganas por repetir, sabiendo que ha sido el comienzo de algo único y especial.

Así que, hoy toca una de esas entradas raras… (Ya sabéis que en mi blog hay alguna de esas). Una entrada con un destinatario que sabrá valorar cada una de las frases, y otros que seguro que saben leer entre líneas y entender porque cada una de mis letras transmite sólo una cosa:

Felicidad….




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