Creo que siempre que me planteo conocer a alguien me invaden
esos “mismos nervios” de todas las veces anteriores.
A pesar de que ya han sido unas cuantas por diferentes
motivos, siguen estando ahí y siempre resultan especiales.
En esas primeras veces, te planteas muchas cosas.
¿Será el momento?
Seguramente te has pasado cierto tiempo hablando con una persona. En estos años
mi tiempo ha ido variando por diferentes motivos. Cuando empecé me resultaba
mucho más fácil conocer a alguien en un chat, foro… y quedar a tomar algo.
Ahora, me lo pienso muy mucho (muchísimo). Tengo que tener
claro que hay un interés real, que puede haber una posibilidad de llegar a algo
con la otra persona. He dejado muy atrás lo de quedar simplemente para
conocerse y charlar. (Quizás lo de que lo mucho cansa, se ha hecho realidad en
mi caso).
Me tiene que apetecer mucho.
Cuando llega el momento, cuando se tiene claro que es algo
que apetece por ambas partes, esos “nervios” van creciendo. Llega la hora de
poner las cartas en la mesa y comprobar si todo lo hablado y compartido servirá
para lo que realmente se quiere. Es inevitable preguntarse si esa conexión que
ha habido a través de una pantalla, estará en el cara a cara. Si os vais a
sentir cómodos y no habrá algún momento donde no saber qué decir.
El aspecto físico también forma parte de las dudas, no vamos
a negar que todos necesitamos cierto feeling con la otra persona.
Aun así… sigues queriendo esa “primera vez”.
Se pone una fecha, se acuerda un sitio...
Y llega “El Momento”.
Si echo la vista atrás y recuerdo todas “mis primeras veces”,
la verdad es que de la mayoría tengo un gran recuerdo. Si pienso en las
relaciones que he tenido y que considero “más especiales” en esas primeras
veces siempre ha habido muy buen rollo, y aunque han sido bien diferentes en todas
he compartido esa sensación de tener claro que iba a haber algo más.
En alguna ocasión, han sido rápidas: Conocer, quedar en un
par de días, tomar algo y “al asunto”. La Isthar jovencita hacía cosas que ya
no haría ni loca. Y aun con esa rapidez, sentir que todo fluía como debía y
querer repetir más veces con esa persona. Y hacerlo durante años.
En alguna otra, después de muchos meses de charla y “Puteos
varios”, hacerte un viaje muy largo para conocer a esa persona. Y aunque
parezca igual que la anterior, creo que el hecho de llevar un tiempo charlando puede
facilitar algo las cosas (no siempre tiene que funcionar así, claro). Sentirte cómodo con alguien, incluso en una
ciudad y en un sitio que no es el tuyo, hace que todo sea sencillo, y que lo que
tanto tiempo has estado deseando se haga una realidad que siempre recordarás
con una gran sonrisa.
Y cuando juegas en tu terreno, en tu “casa”. Cuando no eres tú
la que viajas a otra ciudad, si no que estás en un sitio que conoces y “dominas”.
Podría parecer que todo es mucho más fácil
aun, y mucho más si esa primera vez, es con alguien que Cyber conoces de hace
años. ¿Debería ir todo rodado, no? Si, seguramente fue así, pero esos “nervios”
seguían ahí. Esa necesidad de que esa otra persona estuviera aun más cómoda de
lo que tú misma querías estarlo, me mantenían demasiado pendiente, olvidándome un
poco de disfrutar. Incluso perder el hambre a pesar de las horas que pasaban,
al menos el hambre de comida… la otra crecía.
También las hay tranquilas, con la confianza que te da tener
cierta experiencia (siempre sobrevalorada). Las de saber que aunque hay un
destino, no hay prisa en tenerlo y que esa primera vez, tendrá una segunda, una
tercera…. Unas cuantas, hasta que se decida dar el paso real a algo más. La cercanía
suele facilitar mucho estas cosas. Y en
esta cercanía también se crea otro tipo de complicidad que lleva a compartir
otra clase de momentos.
Hay “primeras veces” que incluso se repiten por segunda vez.
Las sensaciones son diferentes, los nervios también. Quizás lo que implicaban,
resultaba más conocido y lo hacían un poquito más fácil. O es que un buen te,
lo mejora todo.
Y ahora, en este momento en el que puede que me plantee una
nueva “primera vez”, me doy cuenta de que quizás, por muchas o pocas veces que
vivas algo así, el hecho de que sea con diferentes personas siempre va a hacer
de ese momento algo único y diferente. Que siempre habrá una sensación
diferente y unas “ganas” diferentes. Y por eso, siempre será especial. (Más aun
si sale bien).
¿Y que espero que haya en esta primera vez?
El tiempo lo dirá.
1 comentarios:
Real como la vida misma.
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