7 may 2019

Encuentros a media tarde.


Cuando nos cruzamos en aquel semáforo, algo me dijo que volveríamos a hacerlo.

Después de aquel encuentro fortuito, habíamos cambiado unos cuantos mensajes, con la esperanza de volver a vernos. Pero a veces la vida marca sus propias fechas y no había sido posible.

Poco a poco, los mensajes se fueron distanciando hasta desaparecer de nuevo.

Ha tenido que ser hoy, en aquel viejo parking del centro de Oviedo donde nos volvimos a encontrar.

Yo esperaba en el coche, y tu justo aparcaste en la plaza de al lado. Miraba mi móvil cuando subí la cabeza para ver quien llevaba la música tan alta. Y ahí estabas tú, también ojeando el móvil. 

De nuevo, nuestras miradas se juntaron y sonreímos como siempre, sonreímos igual que en aquel último semáforo. 

Nos bajamos de nuestros respectivos coches y nos abrazamos. El tiempo no pasa cuando algo sienta bien.

Y cuantas cosas se pueden decir sin tener que hablar. Cuanto se puede recordar en un minuto.

Un parking puede ser testigo de cosas, de momentos que pasarían inadvertidos para otros, pero que sin duda siempre dejaran una gran sensación cada vez que otros entren a aparcar en el.


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